Peregrinos confiados de la Luz
Carta semanal del cardenal arzobispo de Madrid Madrid acoge estos días el Encuentro Europeo de Jóvenes organizado por la Comunidad de Taizé. Dios mismo inicia en Jesús la cultura del encuentro: Él eliminó distancias y se hizo cercano a los hombres de todo
Hay una única Luz que elimina toda sombra. Y esa Luz tiene un nombre y tiene un rostro: Jesús, el Hijo de Dios, engendrado por obra del Espíritu Santo y nacido de la Virgen María en Belén de Judá. No hay otra Luz que ilumine más y mejor. ¡Qué pasión por nosotros, los hombres, manifiesta Dios! Desciende hasta un establo para que todos lo podamos ver y tocar, encontrarlo, abrazarlo, y que su amor, su bondad y su entrega nos alcancen, para que podamos dar lo mismo que Él nos ha dado.
Madrid acoge estos días el Encuentro Europeo de Jóvenes organizado por la Comunidad de Taizé. A través de la oración, el silencio y diversos talleres, jóvenes de toda Europa van a realizar una peregrinación de confianza. Seguro que este encuentro nos permite profundizar más y más en la necesidad de contemplar a Jesucristo, el Hijo de Dios, Dios mismo, Dios de Dios, que se hizo Hombre. Mira cómo Dios se hace pequeño. Contempla cómo puede hacerse tan pequeño, que puede ir y venir a nuestro encuentro, pues Él no ha querido estar en la distancia, sino en la cercanía total a los hombres, por y para eso se hizo Hombre. Y lo hace como un niño pequeño, de tal manera que podamos amarlo, cogerlo, abrazarlo.
En este momento de la historia, la humanidad entera busca luz. Aquí podemos inscribir nuestra peregrinación de confianza. Los desencuentros sabemos a dónde nos llevan. Dios mismo inicia en Jesús la cultura del encuentro: Él eliminó distancias y se hizo cercano a los hombres de todos los tiempos. Necesitamos ser protagonistas unidos a Jesucristo, que se fragüe esta cultura del encuentro y que no sea una palabra o una expresión más de las muchas que decimos en nuestra vida. La humanidad siente la necesidad de eliminar de esta tierra los desencuentros.
En esta Navidad, nace el deseo de participar y realizar la peregrinación de confianza para así salir de nosotros mismos. Este Encuentro Europeo de Jóvenes nos va a sacar de la resignación, del acomodamiento del día a día que nos hace sufrir y centrarnos en nosotros mismos. En la oración y el silencio, en la conversación abierta y sincera, en la contemplación de realidades muy diferentes, nos despertaremos, abriremos la mente y el corazón.
Abramos nuestro tiempo a Dios
En esta Navidad, os propongo entrar en esta peregrinación de confianza:
Nos permiten entrar en la oración. Con el silencio acallamos el ser, la imaginación, todo aquello que pueda estorbarnos. ¿Y sabéis cómo tenemos que entrar en la oración? Como nos enseñó Jesús: como pobres, nunca como ricos. Hemos de reconocer que nuestra máxima pobreza está en
La llamamos cristiana porque parte de Jesucristo. En ella buscamos ver y cumplir la voluntad de Dios. Rezamos para cumplir su voluntad, para ponernos y entregarnos en sus manos con confianza y con su amor. Cuando pedimos que venga su Reino, expresamos el anhelo por un reino de justicia, de fraternidad, de derrota de la muerte…. Escuchar a Dios significa en concreto escuchar su Palabra. Me permito animaros a utilizar el método patrístico de la lectio divina, que tiene tres peldaños: lectio, meditatio (con la mente y el corazón), oratio o contemplatio (realizada en espíritu y verdad, cuyo centro de referencia es la persona de Jesús).
Desde esta realidad, Dios con nosotros, la Navidad se convierte en la fiesta de los regalos para imitar a Dios que se ha dado a sí mismo y que por nosotros asume el tiempo. ¡Dejemos que esta verdad haga mella en nuestro corazón, nuestra alma y nuestra mente! Abramos sin ningún miedo nuestro tiempo a Dios, pues es este contenido el que ha de tener la peregrinación de confianza.