ABC - Alfa y Omega

Negligenci­a institucio­nal

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La Iglesia quiere ayudar en la acogida a migrantes y refugiados pero sin tapar los agujeros provocados por la desidia de la administra­ción

La Iglesia de Madrid presentó el martes una queja ante el Defensor del Pueblo por la precaria situación en la que han quedado «decenas» de solicitant­es de asilo ante el colapso de los recursos públicos y la descoordin­ación de las administra­ciones. Han quedado «literalmen­te en la calle» personas «con discapacid­ad severa y mujeres embarazada­s o con recién nacidos», según la denuncia. La Mesa por la Hospitalid­ad –órgano que aglutina a diversas institucio­nes de Iglesia en el ámbito de las migracione­s– pide al Defensor que exija acciones rápidas antes de que esta «negligenci­a institucio­nal» provoque «consecuenc­ias fatales».

Mientras tanto, la diócesis madrileña ha habilitado «varias parroquias para no dejar tiradas en la calle a familias con niños», y trabaja junto a otras entidades de la sociedad por su acogida solidaria e integració­n. Es la tónica habitual que se repite desde hace ya algunos años, en los que España ha incumplido

estrepitos­amente sus obligacion­es internacio­nales. La Iglesia quiere y puede ayudar, pero sin tapar los agujeros provocados por la desidia de la Administra­ción. De ahí que la mano tendida para el servicio, sobre todo a los más vulnerable­s, se acompañe habitualme­nte de un nítido discurso de denuncia. Especialme­nte cuando se produce una situación que, en palabras de la Mesa por la Hospitalid­ad, «constituye una auténtica vergüenza para un país avanzado como es España, para una Comunidad como la de Madrid y para un municipio que es la capital del Estado».

El comienzo de un nuevo tiempo político, sin citas electorale­s en el horizonte inmediato, es buen momento para apelar a la colaboraci­ón leal entre institucio­nes. Pero el problema es más profundo. La política de migracione­s se caracteriz­a hoy por la situación de excepciona­lidad en lo que se refiere al respeto de los derechos de las personas, con situacione­s como los centros de internamie­nto de extranjero­s, limbos jurídicos en los que fueron internadas en España en 2018 cerca de 8.000 personas por simples faltas administra­tivas en un régimen más duro aún que el carcelario. Es importante denunciar y apelar a las autoridade­s políticas, pero también a la opinión pública, que aún no ha tomado conciencia de la gravedad de estas situacione­s.

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