Violencia e ideología de género

Beatriz Arroyo, de 29 años, se ha convertido en la víctima de violencia machista número 1.000 desde que estos crímenes comenzaron a registrarse en 2003. La alarma social que generan es comprensible dada su magnitud –por ejemplo, ETA asesinó en 40 años a 865 personas–. Sucesos hasta poco considerados crímenes pasionales se contemplan ahora desde un patrón cultural o de género que se repite sistemáticamente en todos ellos, como casos extremos de la discriminación que la mujer sufre en nuestra sociedad. Nada tiene esto que ver con la

llamada «ideología de género» que denuncia esta semana en un documento la congregación vaticana para la Educación Católica, saliendo al paso de corrientes ideológicas según las cuales el ser humano puede autodeterminarse prescindiendo de su sexo natural. La imposición de esta antropología en los planes de estudio resulta estéril, por lo demás, para atajar el déficit de educación afectivo-sexual que se manifiesta en problemas como la violencia machista, que debería prevenirse desde el conocimiento y respeto del propio cuerpo, siempre desde una visión integral de la persona.