La catedral como atrio de los gentiles
▼ Iglesia, empresarios y políticos de todo signo se juntaron hace 25 años para curar una herida abierta en el centro de Madrid: la capital no tenía catedral y hay quien sostiene que la patrona, la Virgen de la Almudena, tan en auge en tiempos de Felipe IV
Cristina Sánchez Aguilar
Madrid, capital de España, años 90 y sin catedral.
Aquello era una herida abierta en el centro de la ciudad que no podía continuar. No tenían sentido unas obras permanentes en mitad de Madrid.
¿Fue la catedral del pueblo? Cuentan muchos madrileños que rascaron los bolsillos y aportaron unos duros para levantarla; así consta en las listas de donantes. Orgullo de ciudad.
La aportación del pueblo fue muy importante, pero cuantitativamente no representativa frente a lo que tuvieron que poner los empresarios y las instituciones.
O sea, que Iglesia, empresarios y políticos se sentaron a hablar para levantar una catedral. Emblemático, ¿no?
A mi me tocó hablar mucho con los empresarios, y lo suyo fue un acto de generosidad. No podemos olvidar que entre todos pusieron 1.000 millones de pesetas. Como dato anecdótico, los gallegos pusieron las campanas de la catedral. Y después, las instituciones pusimos también mucho dinero.
¿Por qué esa generosidad?
Se había creado una comisión, presidida por el general Lacalle, gracias a una intervención muy directa de don Antonio Astillero, el alma de todo esto [durante años, deán de la catedral]. A través de esa comisión se empezó a tocar el corazón de los madrileños, pero sobre todo de las instituciones. Se llegó incluso a solicitar la participación del presidente del Gobierno, entonces Felipe González.
Fue Felipe González precisamente el que dio el impulso definitivo a la construcción de la catedral.
Así es. Él se hizo cargo de que había que terminar aquello y realizó un llamamiento a los empresarios madrileños, que se volcaron, y a las instituciones, que respondimos. Tanto desde el Ayuntamiento de Madrid como desde la Comunidad hicimos un esfuerzo y entre todos conseguimos acabar la Almudena, primero con el cardenal Suquía y luego con el cardenal Rouco.
Y primero con Leguina y Tierno Galván, y después con usted y Ruiz Gallardón.
Alberto dijo que pondría lo que pusiera yo, y al final aportamos los dos lo mismo para terminar la catedral.
Un impulso dado por creyentes y no creyentes, que se juntaron para levantar su catedral.
Por un lado queríamos acabar con la herida urbanística. Por otro, Alberto y yo somos creyentes, y ahí también tuvimos nuestra motivación.
¿Hay algo que no se pueda contar? Ya se ha contado todo.
Pues lo que recuerde con más cariño.
Fue una maravilla que viniese el Papa san Juan Pablo II a inaugurar la catedral. Fue muy generoso con Madrid y vino en varias ocasiones. Recuerdo de una manera muy gráfica cómo se destapó las mangas para cubrir de óleo la piedra del altar y luego las paredes, y fue como si tuviera que trabajar físicamente, haciendo un esfuerzo realmente importante. Esa imagen del Papa nunca se me va a olvidar. Él se fue muy contento de Madrid. Como alcalde, cuando se marchaba le dije: «Santidad, el pueblo de Madrid está muy contento con su visita», y él me respondió con la mano en mi hombro: «El Papa también se va muy contento de la ciudad de Madrid y de su alcalde». Mis amigos decían que yo entonces levitaba.
Es para levitar. ¿De qué está más orgulloso en sus doce años de alcalde?
De la creación del Samur. Estoy contento con la catedral, con la remodelación de la plaza de Oriente –el equilibrio de la escultura del caballo de Felipe IV la ideó Galileo Galilei, porque es el único caballo que se mantiene sobre sus patas traseras–, con los 28 túneles que hice… pero esta institución salva la vida de las personas. Hasta entonces existían ambulancias normales y con la ayuda del concejal de Sanidad, Simón Viñals, ideamos ambulancias medicalizadas y con quirófano dentro. El modelo lo copió el alcalde de París, luego el presidente Chirac. Y de ahí se empezó a extender.
Escuchar de la voz de Plácido Domingo el himno de la Almudena no tuvo precio. ¿Qué relación tiene usted con la patrona?
Es curioso, pero la patrona popular siempre ha sido la Virgen de la Paloma. La Almudena se ha ido recuperando como consecuencia de la catedral, pero incluso la fiesta el 9 de noviembre a la gente le cuesta, porque la fiesta de agosto es la de Madrid, y el pueblo entroniza a su patrona popular.
Bueno, pero gracias a la catedral y a este año la Almudena ha ido ocupando el sitio que le corresponde.
Quiero recordar la estela de la Almudena que hicimos con los plateros y joyeros de Madrid, la columna donde se cuenta la historia de la Virgen. La generosidad de los gremios ha sido muy importante.