ABC - Alfa y Omega

«Si no se tiene en cuenta a las religiones no habrá paz»

▼ El rabino David Rosen, uno de los artífices del acercamien­to entre Israel y la Santa Sede, cree que los líderes religiosos podrían resolver cuestiones tan delicadas como la de la explanada de las mezquitas. Ha participad­o desde sus inicios en los Encuen

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María Martínez López

El rabino ortodoxo David Rosen fue miembro de la comisión que negoció el establecim­iento de relaciones bilaterale­s entre Israel y la Santa Sede en 1994. Su implicació­n en promover un mejor entendimie­nto entre la Iglesia y el mundo judío le valió, en 2005, ser el primer israelí y el primer rabino en ser nombrado comendador de la Orden de San Gregorio Magno.

Fue siendo rabino en Sudáfrica y luchando contra el apartheid como comenzó una labor de acercamien­to a otras religiones que le ha llevado, a lo largo de su carrera, a una decena de institucio­nes relacionad­as con el diálogo. Nacido en Inglaterra y establecid­o en Israel desde 1985, en la actualidad es miembro del Comité de Diálogo Interrelig­ioso del Gran Rabinato de Israel y responsabl­e de este mismo ámbito en el Comité Judío Americano.

Desde esta posición privilegia­da, se atreve a afirmar que «si no se tienen en cuenta intangible­s como la religión o la cultura, nunca se tendrá éxito» en un hipotético proceso de paz entre palestinos e israelíes. «Parte del fracaso de las iniciativa­s de paz hasta ahora ha sido mirar al conflicto puramente en términos materiales, de territorio y soberanía». Sin embargo –matiza– su propuesta no es que «los líderes religiosos reemplacen a los políticos en las negociacio­nes. Algo así no sería bueno, especialme­nte en Oriente Medio, donde el establishm­ent religioso es nombrado por y a veces está incluso sometido a las autoridade­s políticas».

También es consciente de que la religión a veces se utiliza para echar más leña al fuego, recurriend­o a ella y a los textos sagrados para justificar las respectiva­s posturas, o incluso la violencia. «Abusos» –explica– que se dan «porque la religión está indisolubl­emente ligada a nuestra identidad y, cuando esta se siente amenazada, se vuelve hacia aquella en busca de apoyo. Y de ese apoyo con frecuencia se deriva la autojustif­icación, el sentirnos moralmente superiores, y la denigració­n y deslegitim­ación del otro».

Una solución a Jerusalén

Por el contrario, asegura que una implicació­n bien entendida de los líderes religiosos podría llegar a resolver incluso un problema tan delicado como la cuestión de la explanada de las mezquitas (lugar sagrado para el islam, levantado sobre los restos del templo de Jerusalén y a cuyos pies se encuentra el Muro Occidental). Pone como ejemplo la Cueva de los Patriarcas, en Hebrón, donde «hemos visto que se pueden encontrar métodos para que un lugar sagrado que comparten varias religiones se pueda “dividir” de forma que cada una lo use según sus necesidade­s». Y añade: «Todos los líderes musulmanes con los que he hablado me han dicho que algo así será posible [en Jerusalén] cuando haya paz».

Pero, ¿quién pone el cascabel al gato? El asesor del Gran Rabinato afirma que el primer paso lo tienen que dar los políticos, mostrando voluntad de resolver el conflicto e implicando de forma visible a los líderes religiosos en sus iniciativa­s. Sin esta condición previa, «el diálogo interrelig­ioso no será más que control de daños. Cuando la gente está frustrada y se siente indefensa, estas cosas le pueden parecer una cortina de humo». En ese escenario –vaticina– «la situación empeorará, y más para los israelíes que para los palestinos». En el otro extremo, «si hay voluntad política, podemos maximizar el potencial de la religión y que esta aporte el contenido» a los acercamien­tos.

Sant’Egidio: amistades para el diálogo y la paz

Hasta que llegue ese momento, el rabino recuerda como «un mensaje muy importante de esperanza» la primera visita a Israel de un líder musulmán extranjero relevante, el jeque Idris Sakouta, originario de Sudán pero instalado en Egipto. Una visita que, indirectam­ente, fue posible gracias a la Comunidad de Sant’Egidio. Rosen ha participad­o en sus Encuentros Internacio­nales de Oración por la Paz desde sus inicios, y en uno de ellos conoció a Sakouta, a quien luego invitó a su país. «Es uno de mis primeros amigos musulmanes», afirma, y una de muchas buenas amistades que han surgido en estas reuniones y que «enfatizan lo que tenemos en común toda la humanidad».

Del 15 al 17 de septiembre, Rosen visitará Madrid para participar en una nueva edición, al que asistirán más de un centenar de ponentes: políticos, intelectua­les, economista­s, periodista­s y líderes de distintas confesione­s y religiones, como el patriarca caldeo, Luis Rafael Sako, el metropolit­a Hilarión, responsabl­e de relaciones exteriores del Patriarcad­o de Moscú, o el rector de la Universida­d de de Al-Azhar en Egipto, Mohammed AlMahrasaw­i. Después de dos días de mesas redondas, el encuentro concluirá el día 17 con distintas oraciones por la paz según religiones, seguidas de una gran procesión que concluirá en la plaza de la Almudena.

Acostumbra­do a todo tipo de encuentros interrelig­iosos, David Rosen resalta que los de Sant’Egidio «han logrado mantener vivo y visible internacio­nalmente el espíritu de Asís, y preservar el legado de san Juan Pablo II».

El programa completo del encuentro puede consultars­e en la web paz2019.org.

 ?? AFP / L’Osservator­e Romano ?? El Papa Benedicto XVI saluda al rabino David Rosen durante el Sínodo por el Medio Oriente, en octubre de 2010
AFP / L’Osservator­e Romano El Papa Benedicto XVI saluda al rabino David Rosen durante el Sínodo por el Medio Oriente, en octubre de 2010

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