En busca del «mínimo común denominador»
Unos meses después del «gran momento de esperanza» que fue la visita del Papa a República Centroafricana en 2015, Mauro Garofalo, responsable de relaciones internacionales de la Comunidad de Sant’Egidio, comenzó una serie de reuniones confidenciales con el Gobierno del recién elegido presidente Faustin-Archange Touadéra y 14 grupos armados. Como fruto de ellos, en junio de 2017 se firmó una hoja de ruta «que fue el punto de partida del trabajo de Naciones Unidas y la Unión Africana» en las conversaciones de paz oficiales en Jartum (Sudán). Sant’Egidio también estuvo allí, «facilitando el contacto, hablando con la oposición y con el Gobierno» para buscar «el mínimo común denominador» para un Gobierno de unidad nacional.
Los acuerdos incluyen la desmovilización de los combatientes (que Garofalo reconoce como el reto más difícil), la creación de unidades mixtas de cuerpos de seguridad y rebeldes, reformas legislativas para fortalecer las instituciones democráticas y proteger a las minorías, descentralización y promoción del empleo en distintas regiones.
La implementación llevará años. Aunque «ya se han dado pasos –apunta el responsable de relaciones internacionales de Sant’Egidio–: en todas las prefecturas hay hoy un prefecto, y por tanto presencia del Estado». Desde febrero, además, Garofalo ha participado en una veintena de encuentros por todo el país para explicar los acuerdos a la sociedad, «aclarando dudas y sospechas».
En su agenda no han faltado citas con los obispos y líderes religiosos. «Ellos –explica– han jugado un papel muy importante para la reconciliación, dejando claro que no era un conflicto entre religiones». Pero sobre las negociaciones «han mostrado su escepticismo. Es comprensible. Han sufrido mucho, y visto el sufrimiento del pueblo. La idea de ver a los responsables de los grupos armados en el Gobierno obviamente les duele». Garofalo justifica este paso afirmando que ahora «la prioridad era acabar con la violencia». Esto no quiere decir –matiza– hacer tabula rasa, sino buscar «fórmulas originales para hacer cuentas con el pasado y reconstruir el futuro».