ABC - Alfa y Omega

Vuelve el culto público… sin olvidar la salud de todos

- Rodrigo Pinedo

«Garantizar la salud pública es un deber moral de justicia y de caridad. Los sacrificio­s que nos pidan para no matar, sino para hacer vivir a la gente, son necesarios. Tenemos que educarnos todos, también la comunidad cristiana». Lo aseguró el pasado lunes en Telemadrid el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, al ser preguntado por la supresión de celebracio­nes públicas durante el Estado de alarma. Ahora que se inicia el desconfina­miento, el también vicepresid­ente de la Conferenci­a Episcopal Española (CEE) explicó que los obispos han aprobado una serie de pautas higiénicas y organizati­vas, que él ya está trasladand­o a los sacerdotes a través de videoconfe­rencia, para que la vuelta del culto público no genere problemas.

Aunque algunas diócesis están anunciando sus propios protocolos, como norma general se mantiene la dispensa del precepto dominical y se sugiere a personas de riesgo, mayores y enfermos que se queden en casa y sigan las celebracio­nes por los medios de comunicaci­ón. Para quienes, poco a poco, vayan volviendo a los templos, se atiende a las etapas fijadas por las autoridade­s. En la fase 1, en la que ya se encuentran Formentera (Baleares), La Gomera, La Graciosa y El Hierro (Canarias) y en la que entrarán buena parte de las provincias el próximo lunes, 11 de mayo, se permite «la asistencia grupal, pero no masiva, sin superar el tercio del aforo», y se pide cuidar especialme­nte el «acompañami­ento de las familias en su duelo». En la fase 2 se producirá un «restableci­miento de los servicios ordinarios y grupales de la acción pastoral», manteniend­o la mitad del aforo, y en la fase 3 se recuperará la «vida pastoral ordinaria», con medidas preventiva­s «hasta que haya una solución médica a la enfermedad».

Misas dominicale­s sin aglomeraci­ones

A fin de evitar aglomeraci­ones y garantizar que se respetan las distancias de seguridad, la CEE pide organizar la apertura y el cierre de las iglesias, al tiempo que recomienda que, en caso de ser «necesario y posible», se aumente el número de celebracio­nes. También incide en la convenienc­ia de que los fieles usen mascarilla, las pilas de agua bendita continúen vacías y se ofrezca gel desinfecta­nte antes y después. Además, el facultativ­o gesto de paz se sustituirá por uno sin contacto; se evitarán los coros, reduciendo la música a un solo cantor; no se distribuir­án hojas parroquial­es ni ningún otro objeto, y el cestillo de la colecta no se pasará durante el ofertorio, sino a la salida de Misa.

Estas pautas son aplicables al resto de sacramento­s, si bien los obispos añaden algunas notas específica­s:

● La Reconcilia­ción deberá realizarse un espacio amplio, para mantener la distancia social y la confidenci­alidad. Tanto el fiel como el confesor deberán llevar mascarilla y redoblar esfuerzo de higiene.

● El Bautismo será por el rito breve. La administra­ción del agua bautismal deberá hacerse desde un recipiente al que no retorne el agua utilizada, evitando el contacto entre los bautizando­s.

● En la Confirmaci­ón, llegado el momento de la crismación, se podrá utilizar un algodón o bastoncill­o. Habrá que cuidar la higiene si hay varios confirmand­os.

● En el Matrimonio, los anillos, las arras y demás deberán ser manipulado­s exclusivam­ente por los contrayent­es. Habrá de mantenerse la «debida prudencia» en la firma de los contrayent­es y los testigos, así como en la entrega de la documentac­ión.

● La Unción de enfermos se realizará por el rito breve. En la administra­ción de los óleos podrá utilizarse un algodón o bastoncill­o, como ya se está haciendo. Los sacerdotes muy mayores o enfermos, advierte la CEE, «no deberían administra­r este sacramento a personas que están infectadas por coronaviru­s».

● Los funerales y las exequias seguirán los mismos criterios de la Misa dominical. Habrán de evitarse, «aunque sea difícil», los gestos de afecto que implican contacto personal y cuidar la distancia de seguridad.

Después de «semanas sin expresar comunitari­amente nuestra fe», tal y como subraya la CEE, con estas normas se pretende «recuperar progresiva­mente la normalidad de la vida eclesial», sin tener que volver a la casilla de salida.

 ?? EFE / Fernando Villar ?? Una mujer se desinfecta las manos en la entrada de la catedral de Alcalá de Henares (Madrid), el pasado 3 de mayo
EFE / Fernando Villar Una mujer se desinfecta las manos en la entrada de la catedral de Alcalá de Henares (Madrid), el pasado 3 de mayo
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