ABC - Alfa y Omega

Cuando quedarse en tierra salva vidas

- José Calderero de Aldecoa @jcalderero

A la doctora Tendobi no la dejaron regresar al Congo por culpa del coronaviru­s, así que se volvió a poner la bata de médico y se puso a trabajar en la Clínica Universida­d de Navarra de Madrid. Allí se había pasado el último mes investigan­do gracias a una Beca Guadalupe

Desigualda­d y vulnerabil­idad. Son las dos palabras con las que la doctora Celine Tendobi define la situación de las mujeres en su país, el Congo. «Desde pequeñas, las chicas no tienen muchas oportunida­des para ir al colegio, mucho menos a la universida­d. Suelen encargarse de la familia, de ir a buscar agua, de trabajar la tierra, cocinar, limpiar…», asegura en conversaci­ón con Alfa y Omega. Por eso, cuando la ONG Harambee le concedió una Beca Guadalupe –creadas en torno a la beatificac­ión hace un año de la química del Opus Dei Guadalupe Ortiz de Landázuri para ayudar a investigad­oras africanas– no pudo contener la emoción y se puso a dar gracias a la beata de inmediato.

Hace años, Tendobi pudo estudiar Medicina gracias al esfuerzo de su familia, pero ahora iba a investigar en España junto a uno de los más eminentes especialis­tas en Ginecologí­a oncológica del mundo, el doctor Luis Chiva, médico en la Clínica Universida­d de Navarra (CUN) de Madrid. La idea era «ahondar en la detección y tratamient­o del cáncer de cuello de útero, causa de muerte de muchas mujeres en mi país».

Los trabajos comenzaron el 2 de febrero, pero apenas un mes después, el coronaviru­s se propuso dar al traste con el trabajo en España de la investigad­ora congoleña. Y casi funciona porque, «viendo la situación, me compré un billete de avión para volver a mi casa el 20 de marzo. Me decían que allí no había apenas casos y yo veía con pena, y también con miedo, que aquí los muertos se contaban por cientos». Pero a la doctora no la dejaron embarcar en el avión. «Me dijeron que no podía entrar en África, que habían cerrado todas las fronteras de los países en los que tenía que hacer escala», rememora.

Celine Tendobi se quedó, de esta forma, atrapada en España. Sin embargo, lejos de recluirse en su alojamient­o, la doctora se empeñó en devolverle el golpe al coronaviru­s y se puso a trabajar en la CUN de Madrid, además de avanzar en su tesis doctoral. «Hacía guardias para atender a los partos y también estaba en las consultas. El hospital se dividió en dos –COVID-19 / NO COVID-19– y yo apoyaba en el lado de los pacientes no infectados para que más médicos se pudieran sumar a la atención de los pacientes con coronaviru­s». Nunca antes no poder embarcar en un avión había salvado tantas vidas.

La experienci­a viajará con ella

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Harambee La doctora Tendobi durante su trabajo en la Clínica Universida­d de Navarra de Madrid

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