«Un crimen no se resuelve con el olvido»
Juicio en la Audiencia Nacional por el asesinato de cinco jesuitas españoles en El Salvador en 1989
La Compañía de Jesús ha expresado su confianza de que el juicio que comenzó el lunes en la Audiencia Nacional contra el excoronel y exviceministro de Defensa salvadoreño Inocente Montano por su papel en el asesinato de cinco jesuitas españoles en 1989 en El Salvador «permita revelar la verdad sobre este crimen que conmovió al mundo entero».
En el ataque del 16 de noviembre, además de Ignacio Ellacuría, entonces rector de la Universidad Centroamericana (UCA), fueron asesinados Ignacio Martín Baró, Segundo Montes Mozo, Amando López Quintana y Juan Ramón Moreno Pardo, además del jesuita salvadoreño Joaquín López, la empleada doméstica de la universidad Julia Elba y su hija Celina. El ejecutor fue René Yusshy Mendoz, que se sentaba junto al excoronel en el banquillo de los acusados. La Fiscalía pedía para él una pena muy leve dada su colaboración con la Justicia, pero finalmente el lunes se declararon prescritos los delitos que se le imputaban.
«Falta de voluntad» en El Salvador
«Dada la falta de voluntad política en El Salvador para resolver este crimen», que se concreta en la impunidad de la que siempre han disfrutado sus responsables y en la decisión de no extraditar a una veintena de oficiales sospechosos cuando los ha reclamado la Audiencia Nacional, los jesuitas esperan que el juicio en el tribunal español contribuya a que también el sistema de justicia salvadoreño dé pasos hacia delante. «El dolor causado por un crimen no se resuelve con el olvido», explican en un comunicado; exige el reconocimiento de la verdad, el arrepentimiento y la «dignificación» de las víctimas. «Ese es el camino del perdón cristiano y la senda para la verdadera reconciliación». En efecto, se muestran dispuestos a perdonar, pero para ello «es necesario que se conozca toda la verdad y se deduzcan las responsabilidades respectivas, tarea que le corresponde al poder judicial».
En este sentido invitan al acusado a ponerse «del lado de la verdad y la justicia» contando todo lo que sepa. La Fiscalía pide para Montano 150 años de cárcel. Según su acusación, «los jesuitas, especialmente Ignacio Ellacuría, habían asumido el liderazgo» para negociar una salida dialogada al conflicto armado. Él era «el único intermediario que hablaba con todas las partes y actuaba de puente entre el presidente [Alfredo] Cristiani y los rebeldes». Esto lo convirtió en «objetivo de los militantes de la extrema derecha», que culpaban a la Iglesia de formar parte «de una conspiración comunista internacional».