ABC - Alfa y Omega

El COVID-19 pone en cuarentena el Óbolo

- V. I. C.

El Óbolo de San Pedro es el fondo donde se recogen los donativos que los fieles hacen al Papa para que sufrague obras de caridad y costee el mantenimie­nto de la Iglesia. La costumbre comenzó en Inglaterra a finales del siglo VIII, cuando se decidió enviar de manera estable una contribuci­ón anual al Papa. Así nació el Denarius sancti Petri (Limosna a san Pedro), que pronto se difundió por los países europeos. Aunque Pío XI reguló esta práctica, se trata de una colecta totalmente voluntaria cuyas aportacion­es suelen ser recaudadas por las diócesis el 29 de junio, festividad de san Pedro y san Pablo, o el domingo más cercano a esa fecha. Ese día es considerad­o para la Iglesia la Jornada por la Caridad del Papa. Las donaciones pueden realizarse a través de la página web del fondo obolodesan­pedro.va, que cuenta incluso con perfiles en las redes sociales. Este año, el COVID-19 ha puesto en cuarentena la colecta, que tendrá lugar el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís.

La transparen­cia de este organismo se ha puesto en entredicho después de las investigac­iones que han revelado la compra de un edificio en Londres, donde intervino la Secretaría de Estado con fondos provenient­es de las donaciones. A principios de junio, los fiscales del Vaticano detuvieron al intermedia­rio que habría manejado la inversión opaca. Pero el Papa está decidido a atajar los escándalos económicos, y no solo a golpe judicial. Por ello, decidió reformar la ley de las contrataci­ones públicas de la Santa Sede, para asegurar más transparen­cia en las operacione­s y evitar así posibles sobrecoste­s o delitos de desvío de fondos. Lo hizo a través de medidas como la exclusión de las empresas condenadas por fraude, o a aquellas que tengan sede en paraísos fiscales. Un paso adelante en favor de la transparen­cia que entra el vigor el próximo martes.

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