Nuevas historias de humanidad
A Olga Martín la crisis desatada por el COVID-19 le ha hecho reforzar su compromiso con el Banco de Alimentos. Hasta la pandemia, colaboraba puntualmente en la campaña de recogida de alimentos de Navidad, pero, dada la situación, se ha implicado de forma permanente. «Llevo dos meses y seguiré colaborando», afirma en conversación con Alfa y Omega.
Un tiempo repleto de trabajo desinteresado: ha coordinado una campaña en la que han conseguido 660 kilos de comida en solo cuatro días y ha trabajado en los almacenes centrales en la clasificación de los productos. Ha visto cómo los huecos se iban llenando con las donaciones de particulares y de empresas, y cómo ya no hay asociaciones en lista de espera para recibir alimentos y repartirlos entre sus beneficiarios.
También ha reconocido la generosidad de la sociedad que, aunque se le pida una y otra vez, da. Ella lo ha vivido en primera persona en las recogidas de alimentos en centros comerciales.
«El voluntariado engancha. Por una parte, ves que el trabajo sale adelante, que funciona y, por otra, te das cuenta de que hay muchas cosas por hacer. Así que te implicas todo lo que te permite tu trabajo o tu vida personal». En su caso, «tengo la suerte de ser mi propia jefa y por eso puedo dedicar al Banco de Alimentos bastante tiempo», explica.
Y si la situación se agrava por una pandemia, el compromiso se refuerza «sin ninguna duda». Y añade: «Siempre hay cosas que hacer y, ahora, en medio de una emergencia social en la que se han multiplicado el número de personas sin recursos, más. Toda ayuda es poca».
Obra Social San Juan de Dios
Pilar Redondo.
Cáritas Diocesana de MondoñedoFerrol
Miriam González.