Hacer el bien
«Voy a pasar por aquí, pero solo una vez. Cualquier bien que pueda hacer o cualquier acto de amabilidad que pueda mostrar a cualquier ser humano, déjame hacerlo ahora. No me dejes aplazar ni descuidar esto, porque no volveré a pasar por este camino», escribió el misionero cuáquero Etienne de Grellet. Doy fe de que el pensamiento nos viene como anillo al dedo en estos tiempos oscuros de pandemia.
Uno se cansa de leer críticas contra los chinos, contra el Gobierno, contra los vecinos, contra el mundo. Todos tienen la culpa de que estemos como estamos, menos cada uno. Me viene a la memoria un consejo de Goethe que decía: «Que cada uno barra delante de su propia puerta, y todo el mundo estará limpio». Es precisamente eso lo que está haciendo mi amigo Manuel Segovia con su empresa Segovia’s Distributing Inc.: echar una mano a quienes lo necesitan. Bueno, no una mano, las dos. En un mes han distribuido gratuitamente 4,4 millones de libras de fruta y verduras, lo que significa para nosotros dos millones de kilos. Y siempre con un gesto de amabilidad, porque sabe que el ser pobre no te hace menos humano ni menos merecedor de respeto. San Antonio, Albuquerque, Las Cruces, El Paso... son testigos de la generosidad de Manuel.