505.100 refugiados
Entre 2010 y 2019, Eritrea fue el séptimo país del mundo del que han salido más solicitantes de asilo. Si en su territorio hay 5,5 millones de habitantes, otros 505.100 han buscado refugio fuera. La mitad en Etiopía, donde las llegadas se mulitplicaron tras el acuerdo de paz. El año pasado fueron 72.000. Para muchos, es solo una parada intermedia, mientras tramitan su paso a otros países. «Celebramos muchas bodas» para que los jóvenes que quieren reunirse con sus prometidos ya instalados fuera puedan hacerlo, explica el padre Petros Berga, delegado de Pastoral Social de la archidiócesis católica de Adís Abeba. «Otros muchos se instalan aquí».
La ley etíope sobre asilo y refugio se considera una de las más avanzadas de África. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) colaboró en su reforma en 2019, y ayuda al Gobierno en la tramitación de las solicitudes de asilo y en la atención a los campos de refugiados de la frontera. También la Iglesia católica está activamente implicada. En los campos, ofrece asesoramiento legal y atención social y psicológica, por ejemplo para las secuelas del servicio militar obligatorio. En Adís Abeba, la capital, atención sanitaria y educativa, ayudas al alquiler, alimentos y dinero que complementan las aportaciones del Gobierno y ACNUR. Otra de sus prioridades es la atención pastoral de los refugiados católicos, unos 20.000. «Intentamos que se integren en las parroquias, pero también les ofrecemos celebraciones en su idioma, preparación para el matrimonio y acompañamiento si quieren organizar grupos de fe o coros», explica el padre Berga.