Fumaroli dio en el clavo
El ensayista y catedrático Marc Fumaroli, miembro de la Academia Francesa y fallecido el pasado 24 de junio, siempre reivindicó el elitismo como condición para mantener el nivel no solo de un país, sino de toda una civilización. La paradoja es que su pensamiento logró hacer mella en buena parte del gran público desde que en 1991 publicara El Estado cultural, un duro alegato contra la excesiva intervención estatal en el ámbito cultural. En principio era una crítica severa de la política cultural de todos los gobiernos franceses desde el primer ministro del ramo,
André Malraux (1958-69), hasta Jack Lang (1981-86 y 1988-93), su lejano sucesor en tiempos de François Mitterrand. El reproche que les hacía Fumaroli era que la creciente intervención en el ámbito cultural no solo no ha mejorado el nivel intelectual del país, sino que ha derivado en un consumismo cultural que ha acabado facilitando la manipulación política. La arremetida concernía a Francia, pero se podía hacer extensiva a otros países como España. El resto de la obra de Fumaroli incluye importantes estudios sobre el arte de la retórica, La Fontaine, Chateaubriand o Balzac, su autor de referencia. Se ha ido un gran humanista.