Partituras inéditas
La biblioteca de la iglesia española en Roma cuenta también con un fondo antiguo envidiable, que comprende un número aproximado de 800 volúmenes entre los que destacan dos incunables y numerosas encuadernaciones artísticas. Las obras, escritas en latín, italiano, español, francés o griego, van desde finales del siglo XV al siglo XIX. Entre los libros más antiguos destacan las Constituciones de Eugenio IV, publicadas en Venecia, o la obra Oeuvres de messire Jacques Benigne Bossuet, del año 1736-1757, un título en diez volúmenes del que resalta la belleza de sus grabados. También son reseñables los libros musicales conservados que fueron destinados a la liturgia. Además de la colección de Libros de atril (graduales, kyriales, antofonarios...) destaca un corpus de alrededor de 600 manuscritos de partituras datadas entre la primera mitad de siglo XVII y la segunda mitad del siglo XVIII. Hay algunas composiciones de Antonio Aurisicchio (1710-1781), el napolitano que se convertirá más tarde en el maestro de capilla de la Pontificia Real Basílica de Santiago de los Españoles. «Muchas de estas composiciones son probablemente inéditas y no han sido interpretadas desde hace tiempo; tienen un carácter alegre y jovial, como mucha música barroca italiana de aquel momento. Recientemente, durante la Misa en la Iglesia Nacional Española, hemos tenido la ocasión de escuchar algunas partes, seleccionadas por la organista en acuerdo con el rector», describe Eliana Conte, bibliotecaria que han participado en la catalogación. Asimismo, el fondo musical conserva una rara edición de una partitura impresa de dos composiciones de dos de los grandes nombres españoles de la música sacra del Renacimiento: Tomás Luis de
Victoria y Juan de Francisco Guerrero.