ABC - Alfa y Omega

Sin trabajo por el parón del turismo

Ivette:

- B. A.

«Hay que tener esperanza; si no, mal vamos». Lo dice Ivette, de 26 años, de origen peruano con más de diez años residiendo en Palma (Mallorca) y que ahora mismo está sin ninguno de los dos trabajos que tenía: camarera de sala en un restaurant­e de cenas y espectácul­os, cuyo cliente principal es el turista de cruceros –que cerró el 16 de marzo sin previsione­s de volver a abrir–, y empleada en un hotel que vio canceladas todas sus reservas al comienzo de la pandemia y que permanece cerrado.

En casa de esta joven, que vive junto a su madre, una tía y un primo, ahora mismo solo entra el sueldo de la madre, que encontró un trabajo de cuidado de ancianos hace dos meses gracias a Cáritas Diocesana de Mallorca. La suya fue una de las pocas ofertas de trabajo que en estos tiempos están llegando. Roser Juan, una de las responsabl­es del Departamen­to de Formación, Orientació­n e Intermedia­ción laboral de Cáritas, explica que no solo han disminuido las ofertas, también durante el confinamie­nto hubo un menor número de demandante­s de empleo porque la mayoría, lo primero que pedían al acudir a la entidad era cubrir las necesidade­s básicas, con productos de alimentaci­ón fundamenta­lmente. Sin embargo, con el desconfina­miento «está viniendo mucha gente buscando trabajo».

La modalidad de los contratos que ha tenido Ivette está muy extendida en la isla. Son fijos discontinu­os, que permiten trabajar seis meses al año en temporada alta y determinad­os días a la semana en invierno –«siempre hay viajes del Imserso»–, y el resto, recibir el subsidio por desempleo. Si no trabajan en verano, su situación se vuelve precaria. Roser Juan se lamenta: «Si ahora nos llegan pocas ofertas, imagínate en invierno».

Baleares ha sido la comunidad española en la que más ha aumentado la pobreza en esta pandemia, un 11,7 %, según datos de Intermón Oxfam. A su vez, el Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE) ha registrado en junio un aumento del paro en la comunidad de un 104,2 % con respecto al mismo mes de 2019. Ya hay cerca de 80.000 desemplead­os, en su mayoría del sector servicios.

Durante todo este tiempo, Cáritas Diocesana de Mallorca ha seguido «acompañand­o a personas que estaban bien y ahora no», pero en una nueva situación totalmente desbordada, tal y como señala su portavoz, Noemí Estarás. En los últimos tres meses han atendido a más de 5.500 personas, cuando en todo el año 2019 fueron 8.700.

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Cáritas Mallorca Roser Juan (izda.) atiende a una mujer en el servicio de ocupación laboral
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