Una vida plena para los mayores
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de tres años, cuando ya se habrá convertido en una anécdota. «Cambia totalmente la perspectiva», añade.
Perfil variado
sentido a la travesía donde se enclava la muralla.
La restauración, llevada a cabo por la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha rehabilitado de forma puntual el material perdido para garantizar la seguridad y la estabilidad del muro, y ha puesto en valor el lienzo –ahora identificado de una manera sobresaliente– de la muralla. «Volver a dar vida a esta muralla cristiana tiene una importancia fundamental», reconoce Adolfo Guillén, arqueólogo de profesión y madrileño de cuna. «Todo lo que sea recuperar patrimonio y que esté en función de poner en valor la riqueza que tenemos, es fabuloso para la historia y para la ciudad». Máxime «cuando estamos hablando de la muralla de Madrid», destaca, recordando que cualquier muralla en España, por el mero hecho de ser una muralla, ya es un bien de interés cultural.
Desde Patrimonio de la Comunidad de Madrid han repuesto los morteros de cal perdidos y se han identificado las zonas originales y sus materiales, retirándose las partes añadidas de ladrillo, chapa y uralita que coronaban la muralla, para lo que se ha dado un tratamiento superficial diferenciador a aquellas partes que no conservaban los materiales originales.
Patrimonio poco conocido
Cristina Tarrero, doctora en Geografía e Historia y directora del Museo Catedral de la Almudena, conoce de cerca la historia del primer Madrid amurallado. Su tesis doctoral, centrada en la iglesia de Santa María la Real de la Almudena, desgrana la importancia de la muralla en aquel pasado medieval y cristiano. «La muralla de la ciudad nos recuerda el pasado medieval complejo e interesante, y la devoción que tenían a la Virgen de la Almudena (la Virgen de la muralla o del recinto amurallado) esos primeros madrileños que oraban en esa villa».
Madrid, señala la historiadora, «mantiene su pasado con esta muralla». Un legado que «debemos cuidar, valorar y difundir». Palabras que Guillén reafirma de principio a fin: «Madrid tiene un patrimonio arqueológico espectacular, y Ayuntamiento y Comunidad deben potenciar estos elementos arquitectónicos de la ciudad».