Año Santo Guadalupense: «María es hogar y ternura»
se le ofrece la posibilidad de peregrinar como un lugar de encuentro con Jesús a través de su Madre». Se van a llevar a cabo muchísmas actividades de la mano de la Virgen de Guadalupe: «Desde hace años, el lugar acoge a multitud de personas de toda España. Deseamos que vuelva a ser un precioso encuentro con el Señor».
El arzobispo de Toledo recuerda, de manera especial, a los enfermos, a los que han perdido a sus seres queridos y a los que están viviendo la hora del dolor. «Se quiera o no –reconoce–, va a ser un Jubileo marcado por el drama que estamos viviendo». Por eso, «la gente acudirá allí como un lugar de sanación, con celebraciones comunitarias de la Penitencia». Habrá ocasión de escuchar «a tanta gente que está herida», y de «organizar algún funeral por las personas que han muerto en distintos lugares y no han podido vivir la oración final y la paz que tenemos al despedirnos».
Custodiar un tesoro tan grande, confiesa el prelado, «es una gran responsabilidad». «Siento temblor, temor y alegría», y «es una situación que mí me desborda». Por otra parte, «lo asumo con humildad y sencillez, sabiendo que queda mucho por hacer para dar a conocer el gran tesoro de Guadalupe que, sin ninguna duda, es la Madre de Dios». Ella, insiste, «convoca a todo tipo de personas, llama a ricos, a pobres, a humildes, a obreros, a personas que están pasándolo mal, a jóvenes, a familias, a consagrados…». Una convocatoria «a la casa de la Madre» y un año «que será verdaderamente de gracia en estos momentos que estamos viviendo».
Y lo hace de la mano del Papa san Juan Pablo II, pues «conmemoramos que estuvo allí hace 25 años, y vamos a celebrarlo en este contexto jubilar».
Guadalupe, como reconoce Cerro, «tiene todas las bellezas que se pueden tener: espirituales, artísticas y personales». Por ello, anima a todos a «atravesar la Puerta Santa de la basílica». Con cautela, pero con fe. Ojalá, recuerda el arzobispo, «nunca olvidemos que la Madre siempre es hogar, ternura y cariño, y Ella ayuda –sin descanso y con amor– a curar todas las heridas».