Sueños tras las rejas
Pastoral Penitenciaria de Jaén es pionera en llevar sus actividades a la cárcel de forma telemática. Cada semana, el voluntario Antonio Garrido viaja con los internos por el mundo. La ciudad italiana fue una de las últimas visitas
Las delegaciones de Pastoral Penitenciaria tiran de creatividad para seguir acompañando a los presos y superar los desafíos de la COVID-19
ESPAÑA La pandemia está teniendo un fuerte impacto en las cárceles españolas, y no solo desde el punto de vista sanitario. Durante este año de convivencia con la COVID-19, los internos han visto limitados muchos de sus derechos. Por ejemplo, en el ámbito educativo, pues no han podido seguir ni siquiera las actividades regladas, o en la relación con sus seres queridos, pues algunos han pasado meses sin abrazar a sus hijos o visto a sus parejas a través de un cristal. En este contexto, y a pesar de las limitaciones, la Iglesia ha seguido presente gracias a los capellanes y voluntarios de la Pastoral Penitenciaria que han peleado, como es el caso de Jaén, para convertirse en pioneros a la hora de introducir actividades telemáticas en la prisión. O para visibilizar y dar voz a un colectivo al que la pandemia ha supuesto un nuevo aislamiento, como hace el cardenal Osoro en el libro Mi maestro fue un preso, donde reproduce diálogos con internos de Soto del Real.
Cada tarde de lunes a v iernes, desde hace casi tres meses, José Luis Cejudo, capellán de la cárcel de Jaén, se conecta con la prisión vía Zoom. Los internos ya habían perdido por la pandemia muchos de los talleres que organiza desde hace años Pastoral Penitenciaria: adicciones, inteligencia emocional, educación afectivo-sexual, Biblia... Había que ofrecer una solución. De hecho, desde que se abrieron las puertas de las prisiones tras el primer Estado de alarma solo han podido entrar él para celebrar la Eucaristía y algún voluntario a dar un curso presencial en septiembre.
A pesar de que no hay ninguna experiencia parecida en España –ni en el ámbito pastoral ni en ningún otro–, el equipo de Pastoral Penitenciaria de Jaén, con Cejudo a la cabeza, se marcó como objetivo entrar de forma telemática. Consiguió los recursos para pagar la plataforma y los voluntarios, y llevó la propuesta a la dirección de la cárcel, que la aprobó.
Uno de los talleres que siguen a través de la pantalla es el que imparten Alfonso Castro y Antonio Garrido, ambos profesores de la Universidad de Jaén. Matemático y geógrafo, respectivamente. Su propuesta es de las más atractivas: Matemagia y lugares del mundo. En casi una hora, Garrido los lleva a una ciudad del mundo, mientras Castro les enseña matemáticas con magia.
Una vez conectados y colocado en la sala habilitada el teléfono móvil con conexión a internet –cuya imagen se emite en una pantalla grande–, los participantes van entrando. Los profesores rompen el hielo pasando lista. Hecho esto, se van de viaje.
Antonio Garrido elige el destino. Lo hace teniendo en cuenta la época del año, alguna efeméride o fiesta. «Por el día de los enamorados nos fuimos a París. Y a la semana siguiente, a Venecia. En Semana Santa solemos acercarnos a Jerusalén. También hemos ido a Nueva York, Ámsterdam, Nueva Delhi... Les pongo fotos, pero también un mapa para que sitúen el lugar respecto a España, les explico las características, costumbres, cultura...», añade en conversación con Alfa y Omega. Así, aprenden mientras desconectan de su situación: «Es una manera de ser libre imaginando».
Cuando el v iaje termina, toma las riendas Alfonso Castro, que empieza con los números. «Hacemos trucos de magia en los que la base es alguna cuestión que involucra a las matemáticas: unos son numéricos, otros geométricos...», explica. Genera tal interés que muchos presos les piden problemas para resolver durante la semana. Incluso han actuado en fiestas en la propia cárcel, se los han enseñado a sus hijos, o han sorprendido a policías mientras los custodiaban antes de un juicio.
«Yo soy un mago malo, porque los buenos no revelan los trucos. Yo sí, les digo las matemáticas que hay detrás», continúa. También aprenden valores, porque las matemáticas, añade, ofrecen «estrategias para resolver problemas» que se pueden utilizar en el día a día: empezar sencillo, no rendirse nunca, buscar un modelo semejante...
«Para ellos es una hora en la que están con la cabeza en otro sitio. Además, agradecen que se los trate de tú a tú, como personas. Su dignidad, que la tie
«Lo que más valoran los presos es que los escuchemos y no preguntemos por qué están ahí»
nen por los suelos, se viene arriba», completa Jesús Castro. «Lo que más valoran es que los escuchemos y no les preguntemos por qué están ahí», añade su compañero. Aunque no sustituye el contacto directo, cree que la opción online permite no perder el contacto. «Esta experiencia es absolutamente inédita, pero maravillosa», vuelve Garrido. A los internos se les abre una ventana hacia fuera y, al ver el despacho de Antonio, descubren que es del Atleti, o saludan a un excompañero, ya en libertad, que había ido a ver a José Luis Cejudo mientras imparte el curso de Biblia.
La experiencia de Jaén es una forma creativa de afrontar las limitaciones formativas en las cárceles por la pandemia, dado que en estas no está autorizado internet, como detalla el director de Pastoral Penitenciaria de la CEE, Florencio Roselló. Este y otros desafíos se abordarán en las jornadas de delegados de Pastoral Penitenciaria estos días.