La humanidad de Concepción Arenal
Una de las mayores necedades que se puede escuchar en España es que« las cárcel es son como hoteles de cinco estrellas ». Por lo general, quien lo dice no ha estado nunca encerrado en una. Naturalmente, hay sistemas penitenciarios mucho más duros y crueles–el estadounidense, el chino y el ruso, por ejemplo –, pero eso no convierte alas prisiones españolasen centros de recreo. Concebida no solo como espacio de re inserción, sino también de castigo, la cárcel española es dura para los presos comunes.
En el pasado eran aun peores. El penado sufría una privación no solo de la libertad, sino de todos sus otros derechos. En la España del siglo XI X existían cárcel es que no se diferenciaban mucho de las que Miguel de Cervantesco no ció en Argel. Parte del desarrollo de nuestro país vino, precisamente, por elmovi miento de humanización de las prisiones y, en general, los derechos penal y penitenciario quecomponen el núcleo del aparato punitivo del Estado. Entre los grandes personajes de esa lucha por la dignidad de los presos, brilló con luz propia Concepción Arenal( Fer rol ,1820Vigo, 1893).
La editorial Ta u rus publicó en su colección Españoles Eminentes– que nace de un proyecto homónimo dela Fundación Juan Mar ch–un a biografía de Arenal que ha escrito la profesora A nna Caba llé. El libro ha ganado actualidad gracia sala ex posición que la Biblioteca Nacio - na lle dedica a aquella gallega formidable que se licenció en Derecho, cultivó el periodismo, participó en las grandes cuestiones políticas de su tiempo y marcó el camino para futuras generaciones de intelectuales español as dedicada sala vida pública como E mil iaPardoBazán, Victoria Kent, Mercedes Formica y María Zambra no, entre otras.
He releído algunos pasajes de la biografía dedicado sala lucha por la humanización del sistema peni
tenci ario. En el capítulo titulado «La voz en el desierto» se cuenta cómo Arenal escribió para que se indultase a un condenado a muerte por un delito que no era de sangre. Ella sintió que iba contra la opinión mayoritaria, pero aun así alzó la voz. Se opuso a la pena de muerte. En sus Cartas a los delincuentes encontramos muchas reflexiones sobre la autor a, las circunstancias modificativas de la responsabilidad ola finalidad del apena que deberíamos recordar hoy. Al final, el sistema penitenciario se humanizó. Las palabras de Arenal resulta ron fructíferas. Es un motivo para la esperanza.