ABC - Alfa y Omega

La humanidad de Concepción Arenal

- RICARDO RUIZ DE LA SERNA @RRdelaSern­a

Una de las mayores necedades que se puede escuchar en España es que« las cárcel es son como hoteles de cinco estrellas ». Por lo general, quien lo dice no ha estado nunca encerrado en una. Naturalmen­te, hay sistemas penitencia­rios mucho más duros y crueles–el estadounid­ense, el chino y el ruso, por ejemplo –, pero eso no convierte alas prisiones españolase­n centros de recreo. Concebida no solo como espacio de re inserción, sino también de castigo, la cárcel española es dura para los presos comunes.

En el pasado eran aun peores. El penado sufría una privación no solo de la libertad, sino de todos sus otros derechos. En la España del siglo XI X existían cárcel es que no se diferencia­ban mucho de las que Miguel de Cervantesc­o no ció en Argel. Parte del desarrollo de nuestro país vino, precisamen­te, por elmovi miento de humanizaci­ón de las prisiones y, en general, los derechos penal y penitencia­rio quecompone­n el núcleo del aparato punitivo del Estado. Entre los grandes personajes de esa lucha por la dignidad de los presos, brilló con luz propia Concepción Arenal( Fer rol ,1820Vigo, 1893).

La editorial Ta u rus publicó en su colección Españoles Eminentes– que nace de un proyecto homónimo dela Fundación Juan Mar ch–un a biografía de Arenal que ha escrito la profesora A nna Caba llé. El libro ha ganado actualidad gracia sala ex posición que la Biblioteca Nacio - na lle dedica a aquella gallega formidable que se licenció en Derecho, cultivó el periodismo, participó en las grandes cuestiones políticas de su tiempo y marcó el camino para futuras generacion­es de intelectua­les español as dedicada sala vida pública como E mil iaPardoBaz­án, Victoria Kent, Mercedes Formica y María Zambra no, entre otras.

He releído algunos pasajes de la biografía dedicado sala lucha por la humanizaci­ón del sistema peni

tenci ario. En el capítulo titulado «La voz en el desierto» se cuenta cómo Arenal escribió para que se indultase a un condenado a muerte por un delito que no era de sangre. Ella sintió que iba contra la opinión mayoritari­a, pero aun así alzó la voz. Se opuso a la pena de muerte. En sus Cartas a los delincuent­es encontramo­s muchas reflexione­s sobre la autor a, las circunstan­cias modificati­vas de la responsabi­lidad ola finalidad del apena que deberíamos recordar hoy. Al final, el sistema penitencia­rio se humanizó. Las palabras de Arenal resulta ron fructífera­s. Es un motivo para la esperanza.

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ABC 0 Concepción Arenal

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