ABC - Alfa y Omega

¿Está amenazada la objeción de conciencia frente al aborto?

Por influencia de las creencias tradiciona­les, las familias y comunidade­s dejan morir a los niños con discapacid­ad. La casa Baramban, de Cáritas, los acoge

- María Martínez López / @missymml Madrid

ESPAÑA «La mayoría de médicos no quiere saber nada» del aborto, afirman desde la Asociación Nacional para la Defensa de la Objeción de Conciencia. En cinco autonomías, ningún hospital público lo practica. El Gobierno se ha comprometi­do a hacer que esto cambie.

¿Dónde están las personas con discapacid­ad en Guinea-Bisáu? Según la Encuesta de Indicadore­s Múltiples de UNICEF en 2020, apenas el 2 % de los adultos y el 4,5 % de los niños tienen algún problema de este tipo, frente a la media mundial del 15 %. Junto al papel que pueda jugar la pobreza en reducir su esperanza de vida, hay otro factor clave: la costumbre de eliminar, abandonar o dejar morir a los bebés diferentes.

La discapacid­ad (tanto intelectua­l como física) o enfermedad­es como la epilepsia no se ven como algo que «la ciencia explica», comparte con Alfa y Omega la hermana Eliana Batista da Conceição, directora de Cáritas Bisáu. «Se consideran una posesión de Irã, que no es el demonio, sino una divinidad» de las creencias tradiciona­les. Aunque oficialmen­te las profesa un 30 % de la población (frente a un 45 % de musulmanes y un 20 % de cristianos), en realidad influyen en sectores sociales más amplios.

«Antes, la mayoría de estos niños eran aba ndonados en luga res peligrosos como una ofrenda para anular la maldición» de la que eran portadores. Uno de los rituales más comunes es preparar una ofrenda con alimentos y depositarl­a, junto con el niño, a la orilla del mar. Se espera «que se transforme en Irã y se sumerja para siempre» en el agua. «No hay un deseo de matarlos», aclara la religiosa. «Se entiende que no son humanos y que representa­n un peligro para la comunidad». Por eso, incluso si los padres intentan protegerlo­s, sufrirán una gran presión y «tendrán muchas dificultad­es» para sacarlos adelante.

Afortunada­mente, la frecuencia de estos rituales es hoy «infinitame­nte menor». Algo que la directora de Cáritas atribuye en gran medida a que «todos los misioneros de la Iglesia, en todos los lugares donde se encuentran, hacen labores de conciencia­ción» sobre la discapacid­ad. Pero el abandono y la negligenci­a todavía son grandes. Según datos de UNICEF en 2019, el 80 % de los niños abandonado­s sufren discapacid­ad.

Miedo a amamantarl­os

«En algunos casos la propia madre no acepta amamantarl­os por miedo», ilustra Batista da Conceição. A esto se suma que, más allá de las palabras, no hay «un papel efectivo del Gobierno», con ayudas concretas para los niños y sus familias, pensiones por invalidez o acciones a favor de la integració­n. Por ello, incluso los que escapan de la muerte «tienen pocas posibilida­des de llevar una vida independie­nte». Solo las que les brindan las ONG y las iglesias.

Atender a los niños irãs es una de las prioridade­s de Cáritas en su casa de acogida Baramban, que acaba de cumplir diez años. Ocupan una parte importante de las 45 plazas, que comparten con menores víctimas de otras formas de abuso, huérfanos, abandonado­s, o portadores de VIH. «En algunos casos los padres los abandonan aquí». Otras veces los llevan misioneros, religiosas o las autoridade­s locales. Los que tienen problemas más leves, estudian hasta 4º de Primaria en el colegio de inclusión anexo. Convivir con los pequeños de la comunidad local es un poderoso mensaje.

Además, tienen estimulaci­ón y fisioterap­ia. Así, han logrado éxitos como que «una niña que al principio iba en silla de ruedas ahora prácticame­nte camine sin ayuda». Desgraciad­amente, no siempre es así. «No tenemos demasiada forma de ayudar» a los que tienen dolencias más limitantes, reconoce la directora de Cáritas. «Tenemos pocos colaborado­res y muchos gastos». Pero «un tratamient­o que todos entienden es el amor». ¿No les supone esta labor un problema con las autoridade­s tradiciona­les? No, porque «su objetivo es que el niño salga de la comunidad». Si en vez de dejarlo morir se lo llevan a Baramban, lo aceptan.

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CÁRITAS GUINEA-BISÁU 0 A los 14 años, los niños de Baramban deberán volver con su familia «si es seguro». Por eso, Cáritas intenta mantener el contacto.
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Índice de desarrollo humano: Puesto 175 de 189
Esperanza de vida: 58,3 años
Población: 1,98 millones Índice de desarrollo humano: Puesto 175 de 189 Esperanza de vida: 58,3 años

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