ABC - Alfa y Omega

¿Cómo se evangelizó Nuevo México?

- José Calderero de Aldecoa / @ jcalderero Madrid

Dice el embajador ya retirado Miguel Ángel Fernández que El Memorial de 1634 de fray Alonso de Benavides, publicado por Belén Navajas Josa, «va a forma r pa rte de citas y discusione­s históricas a partir de ahora» y que va a «tener repercusió­n en el sur de Estados Unidos». No le falta razón. La obra de esta licenciada en Geografía e Historia e investigad­ora del Foro Hispanoame­ricano Francisco de Vitoria incluye una transcripc­ión completa del citado memorial, que, a pesar de su relevancia, nunca antes había sido publicado en castellano. Se trata, pues, de un documento lleno de anotacione­s inédito en nuestro idioma –se publicó una edición en inglés en 1945–, «escrito por fray Alonso para dar cuenta al Papa Urbano VIII de la historia de la primera evangeliza­ción de Nuevo México», explica Navajas en conversaci­ón con Alfa y Omega.

Este religioso portugués, nacido en las islas Azores en torno al año 1578, ya había publicado otro memorial anterior, en 1630, que cosechó gran éxito. Estaba dirigido al rey Felipe IV y en él se hablaba de geografía, de recursos materiales y de las costumbres de las naciones indias. En este segundo documento, Benavides se centra en la evangeliza­ción. El fraile va relatando sus experienci­as como custodio para las misiones de Nuevo México, cargo para el que fue designado en 1623. Y aquellas palabras fueron un revulsivo para afamados misioneros como fray Junípero Serra, evangeliza­dor de California, o fray Damián Maçanet, evangeliza­dor del este de Texas, que bebieron de los sucesos y las reflexione­s de su antecesor para emprender su tarea. «Son algunos ejemplos del impacto de las conclusion­es de Benavides, cuyo recuerdo sigue hoy presente en muchas de las tradicione­s del suroeste de Estados Unidos», asegura la investigad­ora.

Sin embargo, Benavides, que fue en

Belén Navajas rescata y traduce al español un texto de fray Alonso de Benavides que recoge hechos como las bilocacion­es de sor María de Jesús

numerosas ocasiones la primera persona que entró en contacto con muchos pueblos originario­s de América –«experienci­as que al dejar escritas constituye­n un valioso aporte histórico»–, ha sido menospreci­ado por algunos historiado­res por el hecho de incluir en su relato distintos sucesos milagrosos. En el capítulo sobre el primer contacto con los habitantes de la Nación Mansa, por ejemplo, fray Alonso cuenta cómo unos indios le llevaron a su rancho y él puso una gran cruz del tamaño de una lanza. «Como pude les manifesté que si adoraban de todo su corazón aquella santa señal hallarían en ella el remedio de todas sus necesidade­s, e hincándome de rodilla la besé». Todos los mansos hicieron lo mismo, incluida «una india con dolor de muelas y que con grande afecto abría la boca con las manos y arrimaba las muelas a la santa cruz. Otra con dolores de parto, tocó el vientre al santo árbol, y de la consolació­n y alegría con que se fueron tengo gran fe en la divina majestad que obraría allí sus maravillas en confirmaci­ón de su divina palabra».

Pero de entre todos los relatos de intervenci­ones divinas que describe Benavides, hay uno que destaca sobremaner­a: la conversión milagrosa de la nación Xumana. El franciscan­o fue quien descubrió e informó de la evangeliza­ción por Nuevo México de la religiosa concepcion­ista sor María de Jesús, quien jamás salió de su convento situado en Ágreda (Soria) a miles de kilómetros de aquella frontera. «Fray Alonso tuvo un primer contacto con los xumanos y estos le dijeron que “una mujer blanca vestida de azul” les había hablado de la cruz», explica Belén Navajas.

A partir de ahí comenzaron las pesquisas del fraile, que «fue quien estableció para la historia la relación entre la evangeliza­ción de los xumanos y las supuestas bilocacion­es de sor María», añade. «Fue una búsqueda un poco detectives­ca» porque «al principio pensaba que podía ser otra monja, sor Luisa de la Ascensión», muy popular en aquella época. E «incluso se pensaba que podía haber sido la Virgen María». Finalmente, «descubrió que los indios hablaban de la religiosa española, pero, antes de escribirlo, viajó desde Nuevo México hasta Ágreda, con todo lo que esto implicaba». Solo después de entrevista­rse con la monja en su convento, conversaci­ón que se produjo en la primera quincena del mes de mayo de 1631, se lo puso por escrito al Papa Urbano VIII en el memorial.

Su descubrimi­ento, a pesar del vacío de algunos investigad­ores, tuvo tal impacto que ha llegado hasta nuestros días. De hecho, «recienteme­nte se hermanaron Nuevo México y Ágreda» gracias a sor María y, por supuesto, a fray Alonso de Benavides. Por todo ello, con El Memorial de 1634 de fray Alonso de Benavides, Belén Navajas también aspira a «reivindica­r la figura y labor» del fraile, y la del resto de misioneros que poblaron la frontera americana, que en muchas ocasiones hicieron una labor difícil, callada y desconocid­a», concluye la investigad­ora del Foro Hispanoame­ricano Francisco de Vitoria.

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WILLIAM LUDWELL SHEPPARD 0 Muchos de los indios evangeliza­dos vivían con profunda fe la liturgia.
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Belén Navajas Editorial UFV, 2021
138 páginas, 17 €
El Memorial de 1634 de fray Alonso de Benavides Belén Navajas Editorial UFV, 2021 138 páginas, 17 €

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