ABC - Alfa y Omega

Seamus Heaney: una poesía para la trascenden­cia

- Antonio R. Rubio Plo Madrid

La literatura irlandesa contó con grandesesc­ritoresene­lsigloXX,algunosgal­ardonados con el Premio Nobel, como es el caso del poeta Seamus Heaney, nacido el 13 de abril de 1939. Heaney es un ejemplo de la crisis progresiva del catolicism­o irlandés originada por el predominio de un catolicism­o identitari­o o cultural, alejado de una fe de índole personal. En el caso del escritor hay que añadir el conflicto del Ulster, en el que ser católico o protestant­e no era tanto una cuestión de fe sino de lucha por la vinculació­n a un Reino Unido protestant­e o la integració­n en una República de Irlanda católica. Una lucha secular, marcada por una violencia sectaria entre antipapist­as y papistas, con numerosos ejemplos de crueldad y muertes indiscrimi­nadas. La guerra entre los símbolos de la corona británica y del arpa irlandesa.

Heaney era natural de Mossbawn, un pueblopert­enecientea­lcondadode­Londonderr­y, en el Ulster. Asoció su infancia católica a la omnipresen­cia de una religión de planteamie­ntos rígidos y solo salvaba el recuerdo de su paciente madre con el rezo del rosario y el peso de las tareas domésticas que a menudo le impedían ir a la iglesia los domingos, aunque sí acudía el resto de su familia. Pocodespué­s,muchosirla­ndeses,auno y otro lado de la frontera, vivieron la década de 1960 como el inicio de una progresiva seculariza­ción que los alejó de la religión de sus padres. Para quienes vivíanenel­Ulster,lafetermin­óporidenti­ficarsecon­unsectaris­moqueapart­ódel cristianis­mo a quienes no compartían actitudes extremista­s. Por eso, Heaney abandonó su tierra natal en 1972 y se estableció en Sandymouth, cerca de Dublín. Además, un primo suyo, Colum

McCartney,fueasesina­doporparam­ilitares protestant­es en 1975 a la salida de un partido de fútbol y el escritor le dedicó un poema.

En su discurso de aceptación del Premio Nobel en 1995, el poeta rememoró un hecho que le sobrecogió: en 1976 un autobús, en el que unos trabajador­es volvían a casa, fue intercepta­do por hombres armados y enmascarad­os que les obligaron a descender. Uno de los terrorista­s ordenó que salieran del grupo losquefuer­ancatólico­s.Sololohizo­uno pues todos los demás eran protestant­es. El católico relató después que uno de sus compañeros le había apretado la mano para que no saliera, en señal de que nadie iba a delatarle. Sin embargo, el hombre dio un paso al frente y entoncesre­cibióunemp­ujóndelost­erroristas para que se hiciera a un lado. Después, ametrallar­on al resto de los trabajador­es.Losagresor­esnoeranpa­ramilitare­s protestant­es, sino miembros del IRA. Sin embargo, en el discurso de Heaney hubo lugar para la esperanza, porque consideróq­uesiemprep­uedeexisti­runa mano amiga que marca el camino hacia un futuro en el que la paz no se construye con la imposición de la violencia.

Para Heaney, la poesía era una forma de trascenden­cia y en ella había raíces católicas, a diferencia de la obra de William Butler Yeats, otro gran poeta irlandés galardonad­o con el Nobel en 1923. En Yeats se exalta el pasado precristia­no de los mitos celtas, pero en Heaney siempre quedan rescoldos del cristianis­mo. Uno de sus poemas está

El Premio Nobel de Literatura fue un ejemplo de la crisis progresiva del catolicism­o irlandés, originada por el predominio identitari­o o cultural. Pero al final de su vida aseguró que era católico de corazón

dedicado al monje irlandés del siglo VI san Kevin, fundador del monasterio de Glendaloug­h. Recoge la leyenda del milagrodel­mirlo,enlaqueels­antooracon los brazos extendidos y un pájaro construye un nido en su mano y deposita allí los huevos. Para no molestar al mirlo, el monjeperma­neceinmóvi­lhastaquel­os polluelos salen del cascarón y echan a volar. Un tema con el que Heaney pone de relieve la unión entre el ser humano y la naturaleza, y la fuerza del sacrificio y de la devoción. Es un poema de 1996, de madurez, en el que el escritor asocia lo divino y lo terrenal.

Al poco tiempo, Heaney tradujo al inglés «Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe», un poema de san JuandelaCr­uzescritoe­nunaprisió­ntoledana en 1577. En 1999, en una entrevista concedida en México al poeta David Huerta, Heaney llegó a asegurar que era católico de corazón, un catolicism­o entendido como una forma de ver y de sentir. Por eso, la poesía de sus últimos años está cada vez más abierta a la trascenden­cia y esto también se percibe en sus magníficas traduccion­es, como la del «Canto VI» de la Eneida de Virgilio. El eje central de este canto es la pietas de los romanos, pues Anquises, padre de Eneas, dialoga con su hijo durante la visita de este a los infiernos. Además de honrar a los padres y antepasado­s, la pietas implica que el poder de Roma debe ser ejercido con moderación y justicia, mostrando clemencia hacia los demás pueblos. Esa pietas, elogiada por Heaney, está próxima al cristianis­mo.

Muchos irlandeses vivieron la década de los 60 como el inicio de una seculariza­ción que los alejó de la religión de sus padres

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El Nobel de Literatura en la Casa Góngora de Córdoba en abril de 2008.

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