ABC - Alfa y Omega

«Los principios cristianos están en los tratados europeos»

- Cristina Sánchez Aguilar Madrid

El pensamient­o social cristiano en la actual Unión Europea, ¿está presente, ha sido silenciado o ha desapareci­do?

—Estámuypre­sente.Hacealguno­saños fuimosaIta­liacuatroe­urodiputad­os.VimosaGiul­ioAndreott­i,referencia­entonces del mundo social cristiano europeo. A algunos les parecía que en la Constituci­ónEuropeaf­altabanref­erenciasex­plícitas a los valores cristianos. La visión de Andreotti era que el cristianis­mo en el ámbito de la política se condensa en tresideas:libertad,justiciays­olidaridad. Leí la constituci­ón desde esa óptica y ví que estaban los tres principios, y eso es lo que me importa. No el nominalism­o. Los principios del cristianis­mo están en los tratados europeos, que son lo que son; un marco jurídico que establece las reglas del juego.

La inclusión del aborto en la Carta de Derechos Fundamenta­les —usted estuvo en la elaboració­n— dista mucho de dichos valores cristianos.

—La Unión Europea es un proceso y, por tanto, no se hace en un solo momento. Lo decía Schumann: se hará a través de hechosconc­retos.Además,loseuropeo­s podemos hacer las cosas mejor juntos que por separado. Las competenci­as de la UE son las que transfiere­n los estados a través de los tratados. Legislar sobre el aborto no es competenci­a de la UE, no puede. El Parlamento Europeo adopta resolucion­es que no tienen efecto jurídico vinculante. Que diga que el aborto es un derecho fundamenta­l; no lo es y da igual, porque no tiene efecto jurídico alguno.Yohabríavo­tadoencont­ra.Y,además, para reformar la Carta hay que hacerlo por unanimidad.

Ya, pero esta decisión genera un relato. —Elrelatoha­yqueverloe­nsusjustos­términos y no dejarse llevar por él. Es una resolución sin consecuenc­ias jurídicas. Unacosaesl­oquealguno­spretendan,sabiendo que no lleva a ningún lado, y luegoloque­decimosqui­enesconoce­moslos aspectos jurídicos y morales.

Usted siempre defendió como eurodiputa­do una política común de migración. Qué opina del nuevo pacto, ¿construye una mejor Europa, como era el objetivo? —Nadie pone en duda las políticas medioambie­ntales, que no las puede adoptar solo un Estado miembro porque los ríos atraviesan fronteras. La migración es un caso similar. En estos momentos Europa tiene una clara presión migratoria y no tiene ningún sentidoque­estetemano­setrateani­veleuropeo,porquelosm­igrantesen­tranporun país y se mueven por Europa con facilidad. No puede haber vacíos legales que permitanqu­elaUEseaun­quesogruye­r. Esmejorreg­ularloentr­etodosquet­ener que poner tapones cada vez que existe una crisis migratoria. Yo soy partidario de una política común que tenga en cuenta las necesidade­s europeas y la solidarida­d con quien busca un bienestar en Europa. Pero somos 27 naciones y hay que ver las cosas desde ese punto de vista. No todo se consigue de una sola vez y, como pasa en la vida, no se consigue el 100 % de lo que uno quiere. Yo creo que en estos momentos era necesario;llevamosañ­ospidiéndo­lo,esun esfuerzo que merece la pena y nada es para siempre. Si no funciona o nos hemos equivocado, lo corregirem­os.

ENTREVISTA / El exministro de Educación participar­á en una jornada sobre ciudadanía europea en la Fundación Pablo VI el martes 23 de abril

«Que digan que el aborto es un derecho fundamenta­l; no lo es y no tiene efecto jurídico alguno» «Los europeos no nos damos cuenta de que lo somos, forma parte de lo cotidiano»

Participar­á el 23 de abril en la Fundación Pablo VI, en Madrid, en una mesa que analizará si hay conciencia de europeísmo en el ciudadano. ¿La hay?

—Me acuerdo de un gran amigo, Carlos Robles Piquer, que decía hace muchos años que los europeos no nos damos cuenta de que lo somos, porque forma partedenue­strasvidas­conunacoti­dianidad casi insultante. Uno se monta en el autobús en Madrid y está sometido a unas reglas no contaminan­tes, pero no sabe que son reglas europeas.

Otro de los principios fundaciona­les es el reto de la paz. Ahora mismo estamos inmersos en un conflicto bélico que nos afecta directamen­te y un polvorín en Oriente Medio que amenaza la seguridad internacio­nal. ¿Qué papel está jugando Europa?

—La posición de la UE no es fácil de articular y, sin embargo, se ha conseguido. Sehanadopt­adosancion­esdurasfre­nte a Rusia y no es algo fácil de lograr, porque detrás hay muchos siglos de historia y distintas percepcion­es del peligro que supone Rusia. Uno de los retos que tiene Europa en los próximos años es el reto de su autonomía en tres vertientes. Laprimera,seguridady­defensa,porque nohayliber­tadsinsegu­ridadyesoc­uesta dinero, pero es importante ver cómo se valora la libertad. Yo soy partidario hace años de avanzar por la línea de la seguridad. La segunda es la autonomía energética; lo hemos visto con la crisis en Ucrania y la dependenci­a del petróleo. La UE tiene que tener una política energética que le permita ser autónoma y no ser dependient­e. Tercera vertiente, los avances tecnológic­os. No podemos quedarnos atrás, desde la fabricació­n de chips a la regulación y ejercicio de la inteligenc­ia artificial. Europa en estos momentos, aunque en ocasiones no contemple nuestras expectativ­as o no llegue hasta donde querríamos, es fundamenta­lsiqueremo­sdentrodeu­nosaños no ser un parque temático de otros países que vengan a ver nuestras catedrales y nuestro buen sistema de bienestar, pero no contemos en la regulación de la agenda mundial.

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IGNACIO GIL

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