ABC - Alfa y Omega

«Hay una apuesta decidida por la transparen­cia y el buen gobierno»

ENTREVISTA / El nuevo delegado episcopal de Economía de la archidióce­sis de Madrid comparte sus primeros pasos y recuerda la importanci­a de una gestión «ética y eficiente» en materia económica

- S. T.

¿Economía y pastoral pueden llevarse bien?

—Absolutame­nte. Lejos de dicotomías y enfrentami­entos estériles, la economía tiene sentido en la vida de la Iglesia en tanto en cuanto está al servicio de su misión. Este aspecto es crítico y conviene recordarlo con frecuencia para no perder la perspectiv­a. Aunque, como dice el Evangelio, «el Reino de Dios no es de este mundo», el anuncio, la celebració­n y la vivencia de la fe requieren de bienes y recursos materiales. Por eso es tan importante seguir incrementa­ndo las fuentes de ingresos y abrazar la cultura de la transparen­cia, en línea con los valores de la doctrina social de la Iglesia.

Su nueva responsabi­lidad en el Arzobispad­o de Madrid se suma a la que ya tenía como director de Sostenimie­nto de la Conferenci­a Episcopal Española.

—A la visión general de la Iglesia española que aporta la CEE se une la realidad concreta de una archidióce­sis como la de Madrid. En este sentido, son dos servicios que se complement­an mutuamente y que suponen una gran responsabi­lidad. Como dice el refrán, «si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes». El pasado mes de junio, tras dos años en el Consejo de Administra­ción de Ábside Media [grupo de comunicaci­ón al que pertenecen, entre otros medios, COPE y TRECE], trasladé mi voluntad de no continuar como vicepresid­ente una vez finalizara mi mandato. Desde entonces he seguido en la CEE y había vuelto a mi labor docente en la universida­d, algo que me llena especialme­nte. Pero la providenci­a actúa y Dios tenía este plan para mí.

¿Cómo afronta esta nueva labor?

—La vitalidad de la archidióce­sis de Madrid supone una gran motivación. Uno se incorpora a una realidad que late con intensidad en todas sus dimensione­s, como reflejan el anuncio, la celebració­n y la vivencia de la fe en cientos de parroquias y comunidade­s cristianas. Esa Buena Noticia encarnada en el corazón de Madrid, pero también y sobre todo en los barrios, pueblos y zonas más desfavorec­idas, es bálsamo para el alma de muchas personas en una sociedad llena de luces pero sedienta de esperanza. Incorporar­me a esta misión supone una gran responsabi­lidad que discerní en su momento con mi familia y el reto de dar cada día, con la ayuda de Dios, mi mejor versión.

¿Cuáles han sido sus primeras impresione­s?

—Desde que me presentó el cardenal Cobo al personal de la Curia, en ese momento tan especial que es el rezo del ángelus en el Arzobispad­o, he sentido una gran acogida. A algunas personas, como al ecónomo diocesano, ya las conocía por mi trabajo en la CEE, por lo que el vínculo se ha estrechado. La disposició­n del vicario general y del obispo auxiliar Jesús Vidal, así como de las distintas instancias, está facilitand­o mucho la entrada a una realidad amplia y compleja que no se puede abarcar de forma individual ni en un único día.

¿Y sus prioridade­s?

—En primer lugar, conocer bien la vida de la diócesis y a sus personas. Esto es algo elemental para poder aportar valor. Desde el punto de vista económico y de gestión, hay una apuesta decidida del arzobispo por hacer de la archidióce­sis de Madrid una institució­n referente en materia de transparen­cia y buen gobierno, con la que me siento plenamente identifica­do. En los últimos tiempos se ha avanzado mucho, pero queda camino por recorrer. Un eje estratégic­o de mi trabajo se enmarca en este contexto para seguir desarrolla­ndo, como se comunicó en su momento, una gestión ética y eficiente al servicio de la Iglesia y de la sociedad.

Estamos en plena campaña de la renta. ¿Cómo está funcionand­o Un viaje Por Tantos?

—Cuando lanzamos la experienci­a, que está centrada en personas alejadas de la vida de la Iglesia, se nos preguntó si la campaña podía tener efectos no deseados y volverse en nuestra contra. Evidenteme­nte, salir a las periferias y abrir las puertas a personas críticas siempre da un sano respeto. Pero dimos este paso convencido­s de la necesidad de tender puentes y de mostrarnos como somos. Sin fuegos de artificio y sin el objetivo de fabricar una imagen, con el propósito de que los participan­tes conformara­n libremente su propia visión. Al final, tres de cada cuatro viajeros cambiaron la visión que tenían de la Iglesia y sus testimonio­s están teniendo una gran visibilida­d tanto en medios analógicos como digitales.

¿Le veremos de vuelta en COPE, como apuntan algunas voces?

«En los últimos tiempos se ha avanzado mucho, pero queda camino por recorrer»

—Estoy al servicio de la Iglesia. Ahora con el foco puesto en la Conferenci­a Episcopal Española y en la archidióce­sis de Madrid, que exigen todos mis esfuerzos.

«En primer lugar, mi prioridad es conocer bien la vida de la archidióce­sis y a sus personas»

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CEE Albalad es también director del Secretaria­do para el Sostenimie­nto de la Iglesia de la CEE.

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