ALPENFESTUNG, LA FORTALEZA ALPINA
Se cree que cuando los jerarcas nazis entendieron que la guerra estaba perdida, se plantearon la formación de un lugar de repliegue para poder seguir combatiendo. El lugar elegido fue el Alpenfestung o Fortaleza Alpina, un enclave casi inaccesible situado al sur de Baviera. Las primeras noticias sobre la existencia de este lugar proceden de los servicios secretos de Estados Unidos, cuyos agentes elaboraron un extenso informe en el que se advertía de la presencia de un reducto situado entre altas montañas, con interminables grutas y pasadizos subterráneos, dotados de almacenes de munición, fábricas y refugios para albergar a los últimos combatientes alemanes y desde los cuales se podrían lanzar continuos asaltos y emboscadas a las unidades aliadas que tuviesen la intención de internarse por este inhóspito paraje. Se llegó incluso a plantear la posibilidad de unas fantásticas bases subterráneas en donde los nazis seguirían produciendo aviones Messerschmitts. Evidentemente, estos proyectos que hacían referencia a la presencia de un reducto nazi subterráneo carecían de fundamento, por lo que debemos de considerarlos como una mera ilusión fruto del afán de supervivencia de los más nostálgicos del nacionalsocialismo. A pesar de todo, no parece que tengamos motivos para dudar de la existencia de un proyecto inicial que, sin embargo, no tuvo posibilidades de llevarse a la práctica.
La Fortaleza Alpina nunca llegó a ser un reducto acorazado desde el que iniciar la reconquista del imperio ario, aunque investigaciones posteriores demostraron que sí pudo ser utilizado por los supervivientes del Tercer Reich para esconder algunos de sus más grandes tesoros, entre ellos los objetos de poder anhelados por los miembros de la Ahnenerbe.