SEÑORES DE LAS MARES OCÉANAS

Las Capitulaciones de Santa Fe resultan un documento histórico insólito desde distintos puntos de vista. Fueron firmadas por los Reyes Católicos y Cristóbal Colón el 17 de abril de 1492 y establecían las bases de la relación entre ambos ante la expedición colombina, que partiría hacia la mar desconocida meses después, en concreto el día 3 de agosto de aquel año.

En ese documento leemos cosas que resultan singulares, como la frase en la que, refiriéndose a Colón, se dice que le conceden dignidades como el título de Virrey y el de Almirante de la Mar Océana «en alguna satisfacción de lo que ha descubierto…».

«¿Lo que ha descubierto?». Estamos en el mes de abril y Colón no ha ido aún a ninguna parte.

Por su parte, los Reyes se denominan a sí mismos sorprendentemente «señores de las Mares Océanas…», cuando el Tratado de Tordesillas, firmado en abril de 1479, limitaba la expansión marítima española a Canarias y a las aguas comprendidas entre esas islas y África. Por tanto ¿de qué mares eran señores?

Éstas son sólo algunas de las curiosidades que, junto a decenas de misterios relativos al Almirante, encontrará el lector en Colón y el mapa templario (Almuzara, 2022). Como, por ejemplo, ¿por qué Colón reclama para sí el cargo de Almirante pero con las prerrogativas que tuvo el puesto en tiempos de Alfonso Enríquez? En efecto, Enríquez había sido Almirante de Castilla tiempo atrás. ¿Quería que el cargo fuese hereditario? ¿O quería recuperar un cargo que Enríquez había usurpado a su sobrino, el marqués de Santillana, de la casa Mendoza?

¿Y por qué firma las Capitulaciones de Santa Fe Johan de Coloma, funcionario de la Corona de Aragón y judío converso, cuando se redactan en territorio castellano?