REPTILES Y «SIRENOS»
El reputado artista catalán Robert Llimós, que diseñó la famosa escultura acuática del puerto de Barcelona llamada Miraestels, vivió una experiencia que en algunos detalles se parece a la de Lourdes. Por aquel entonces, en 2009, se encontraba en Fortaleza (Brasil) de viaje con su familia. Salió a dar un paseo en solitario para dibujar el paisaje y vio que de una formación nubosa salían unas luces que precedían a un aparato volador. Al contrario que lo que contempló la testigo cordobesa, la «nave» de Llimós era cuadrada por la parte de abajo y redondeada por arriba. En una de las ventanas vio asomados dos seres de aspecto reptiliano, recubiertos de escamas verdes; un macho y una hembra de apariencia afable. A partir de este suceso otros recuerdos y comunicaciones fueron aflorando en el artista, hasta el punto de plasmar lo sucedido en pinturas y esculturas de gran valor plástico. Con el escritor Javier Sierra se sometió a una hipnosis para su programa Otros Mundos y, como es habitual, surgieron más detalles que indicaban un estrecho contacto con aquello «tripulantes». En la oleada italiana de 1954, concretamente en la noche del 18 al 19 de octubre, un comercial llamado Renzo Pugina observó en el jardín de su casa a un ser con una característica muy similar a los que vio Lourdes. Medía alrededor de un metro y treinta centímetros, tenía el pecho cubierto de escamas, los ojos rasgados y la frente deprimida. En lugar de piernas tenía una especie de cola, definida por los investigadores italianos como una máquina. En el lugar del avistamiento se formó una extraña mancha en el suelo que fue creciendo hasta desaparecer.