LA AYAHUASCA EN EL LABORATORIO
Actualmente, en EE UU se informa del número creciente de personas con estrés postraumático que se acercan a estos rituales. Por ejemplo, exsoldados que han participado en conflictos como los de Afganistán o Irak, y a quienes hasta ahora no les había funcionado ningún otro tratamiento para paliar sus recuerdos intrusivos, que son la fuente de síntomas incapacitantes. También se informa de personas con problemas de adicción a la cocaína y heroína que consiguieron abandonar su consumo después de un período relativamente corto de acercamiento a la ayahuasca (entre seis y diez sesiones de tomas). Tras este período lograron abandonar ese camino autodestructivo. Sobre estos informes, Jordi Riba indica a La Vanguardia: «Cuando oigo estas historias, pienso que mi trabajo puede ayudar a muchas personas; si intento entender cuál es el mecanismo de acción que hay tras esto, puedo llamar la atención a la comunidad científica en el sentido de que tal vez habría que prestar atención a este asunto». En Inglaterra y EE UU, universidades y centros de investigación de prestigio están analizando ésta y otras sustancias análogas. El principio activo que se encuentra en la ayahuasca es la DMT (dimetiltriptamina), pero hay estudios realizados sobre la psilocibina y el MDMA: el principio activo del éxtasis. Todas estas sustancias con mala fama, si se utilizan en un contexto adecuado, bajo estricta atención médica, pueden tener efectos muy beneficiosos. Podemos citar a la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), a la Agencia Norteamericana de Medicamentos o al Imperial College de Londres como algunas de las instituciones que están dedicando recursos a estos estudios.