LOS ARIOS REESCRIBEN LA HISTORIA
Frente a la máxima antigua «ex oriente lux», el nacionalsocialismo defendía una concepción diferente de la historia de la civilización. Es del norte, del septentrión (y no del este, del oriente) de donde procede toda la luz primordial: «ex septentrione lux». Mientras que Hegel era partidario de la primera versión del mito ario, la del origen indio –el filósofo alemán había definido la migración del Weltgeist (Espíritu del mundo) como un movimiento del oriente hacia occidente, a imagen del recorrido diario del sol– el teórico nazi Alfred Rosenberg reescribiría la historia del mito ario favoreciendo el norte e invirtiendo el sentido de la filosofía de la historia en su libro El Mito del siglo XX, donde escribe: «El sentido de la historia, que irradia del norte, ha avanzado por todo el orbe llevado por una raza de hombres de ojos azules, quienes en numerosas oleadas de emigración esculpieron el rostro del mundo, incluso allí donde debía desaparecer pronto», según él, como en Persia, Egipto, la India e incluso China.
El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de París-Sorbona Johann Chapoutot, alude irónicamente a la reescritura de la Historia y el discurso basado en el principio de que «nada grande se ha realizado sin arios: todas las grandes civilizaciones de la Historia universal son creaciones expresas del genio nórdico, incorporando así a la raza indogermánica el prestigio, la gloria y la grandeza acumuladas por civilizaciones mediterráneas y orientales milenarias», algo que se encargarán de «verificar» los expertos de la Ahnenerbe en sus múltiples expediciones, algunos verdaderos pseudocientíficos.