BUSCANDO DINERO DEBAJO DE LAS PIEDRAS
Desde que Wüst asumió la presidencia hasta la primavera de 1939, la institución contaba con más de un centenar de trabajadores específicos. Volcados en distintas expediciones, en un tiempo en el que Alemania se preparaba para la escalada bélica, los nazis se vieron obligados a buscar nuevas fuentes de financiación, a pesar de que el líder de la Orden Negra recibía fondos del «Círculo de Amigos del Reichsführer-SS». Una de las principales la hallaron en la empresa privada, en la persona de Emil Georg von Strauss, miembro del consejo rector del Deutsche Bank, quien logró reunir 50.000 marcos del Reich para la denominada Fundación Ahnenerbe, creada a tal fin, y en la que participaron donantes de la categoría de Bayerische Motorwerke –la BMW–. Al principio, la sociedad recibió prácticamente todo su dinero de la Fundación Alemana de Investigación, y de la Organización Agraria del Reich, a cuyo frente estaba Walter Darré.
Pero seguía sin ser suficiente. Debido a la escasez de financiación, Christopher Hale apunta que los jefes de las SS patentaron un diseño del viejo camarada nazi Anton Loibl; nada menos que un reflectante para bicicletas que generaría múltiples ingresos a la Ahnenerbe cuando Himmler, en 1938, utilizó su poder como jefe de la Policía alemana para aprobar una ley de tráfico que exigía, según el profesor Hermann Kaienburg, que todas las nuevas bicicletas estuviesen equipadas con el curioso invento para poder entrar en circulación. Los royalties del pedal, junto a la poco transparente actividad financiera de las SS, permitieron al instituto seguir adelante con sus ambiciosos y extravagantes proyectos.
chimeneas para invocar a los espíritus y cómo estos les permitían adivinar acontecimientos futuros, curar enfermedades o proteger a las gentes de cualquier mal. Poco después, el Reichsführer envió a Grönhagen a visitar a Wiligut en su despacho de la RuSHA. El líder de la Orden Negra quería que su «Rasputín» diese el visto bueno a las teorías del finlandés sobre Carelia y, al parecer, el anciano corroboró todo lo que Yrjö le contó, guiándose por lo que le habían «dictado» sus ancestros.
El siguiente paso para el noble finés era entrar en la Ahnenerbe y el 1 de noviembre de 1935 comenzaba a trabajar para la organización pseudocientífica. Primero fue enviado a Helsinki, donde debía investigar los apuntes originales de Lönnrot, investigación que serviría para prepararle para su futuro viaje y también para que Wiligut pudiese investigar de primera mano las antiguas ceremonias arias destinadas a la Orden Negra que se llevarían a cabo durante los solsticios y, en lo que concernía a la plana mayor de las SS, en el enigmático castillo de Wewelsburg, sede de su hermandad oscura.
LOS OSCUROS HECHICEROS DE CARELIA
El viaje a Carelia estaba previsto para verano de 1936. Temeroso de que los aldeanos, en una tierra tan poco acostumbrada a los forasteros, no le dejasen tomar fotografías, Yrjö reclutó al ilustrador finlandés Ola Forsell y por recomendación directa de Weisthor también al etnomusicólogo de la Universidad de Berlín, Fritz Bose. El doctor Bose decía ser experto en «música y raza» y, como buen nazi, tenía su particular teoría racial: estaba convencido de que los diferentes estilos musicales del mundo reflejaban rasgos raciales antes que influencias culturales.
Así que por orden de Himmler Von Grönhagen se incorporó a las SS, asignándosele a la RuSHA, pues el Reichsführer creía que sería muy útil a la hora de determinar si los antiguos cantos y conjuros de Carelia estaban realmente relacionados con los arios. En junio de 1936 los tres aventureros llegaron a Viipuri (hoy Víborg, en Rusia), la principal ciudad de Carelia. De allí partieron hacia el este, y llegaron a una zona pantanosa rodeada por bosques de pinos, donde se levantaban pequeñas cabañas de madera. Aquello se asemejaba ya a la oscura tierra mágica, inhóspita, de la que hablaba el Kalevala.
Aconsejados por los lugareños, visitaron al cantante tradicional Timo Lipitsä, un anciano ataviado con una túnica blanca que parecía no haber entrado jamás en contacto con civilización alguna. Timo, en un principio receloso, accedió finalmente a cantar para los extraños visitantes una vieja historia sobre la creación del mundo muy similar a la del
Kalevala, canto que el músico popular entonaba en un estado de semitrance. Tras el recital, el anciano posó en una fotografía histórica a la entrada de su choza, instantánea que tiempo después adornaría el despacho del mismísimo Reichsführer.
Mientras proseguían con su viaje, los aventureros realizaron, entre otros, estudios sobre el
kantele, un curioso y antiquísimo instrumento de cuerda pulsada tradicional de Finlandia que fascinaría, cómo no, a Himmler. Según el Kalevala, Väinämöinen construyó el primero de estos artilugios musicales a partir del cráneo de un lucio gigante –un pez típico de las costas finesas– y pelos de la cola de diferentes animales. El héroe de la epopeya era el único capaz de tocarlo y a su música se atribuían también poderes mágicos: una vez tocado con habilidad, los animales del bosque caían dormidos.
En los espesos bosques de un lugar conocido como Salmi, el equipo tuvo conocimiento de la existencia de una anciana de noventa y dos años, una especie de hechicera local que vivía cual ermitaña llamada Miron-Aku. Tras ganarse su confianza, Grönhagen visitaría a la mujer en su choza durante varias jornadas, y la anciana le habló de un antiguo dios anterior al cristianismo; también
le confesó su capacidad de conjurar a los espíritus de sus antepasados, que «residían con ella en su choza», quienes le permitían adivinar acontecimientos futuros. Aku recitaba extraños conjuros e invocaba a los poderosos espíritus en presencia de aquellas extrañas gentes que lucían emblemas –aunque discretamente– con esvásticas y runas sieg.
Bose grabó cada una de sus palabras. Satisfechos con el espectacular resultado, los miembros del grupo continuaron su peregrinaje por distintas aldeas durante el resto del verano, recopilando todo sobre el folclore y la antigua tradición sobre la sauna, que los curanderos de Carelia consideraban que constituía una poderosa fuerza capaz de ahuyentar las enfermedades. Himmler quiso comprobar los poderes curativos del vapor y ordenaría al doctor Ernst-Robert von Grawitz, médico jefe de las SS, que iniciara en 1937 un estudio sobre el llamado «baño germánico».
A su regreso a Berlín, Yrjö compartió sus hallazgos con el Reichsführer, entregándole las grabaciones y un ejemplar del kantele. A su vez, Grönhagen publicó un artículo sobre su gesta en la revista de arqueología y antropología vinculada a la Ahnenerbe, Germanien, firmando su texto con su nombre parcialmente germanizado: Georg von Grönhagen; alemanes y finlandeses estaban más cerca de ser hermanos de sangre bajo el auspicio de las Escuadras de Protección.
Apenas un mes después, el investigador era nombrado por Himmler jefe del denominado «Departamento de Estudios Indogermánico-finlandeses», recién creado en el seno de la Ahnenerbe, cuya misión sería establecer los «orígenes comunes» de arios y fineses. Pero sus días de gloria no se prolongarían demasiado. Grönhagen pasó otros cinco meses durante la primavera y el verano siguientes recorriendo de nuevo su amada Carelia.
Cuando regresó a Berlín y entregó el informe de su viaje a Walter Wüst, este le interrogó sobre las conexiones lingüísticas entre los finlandeses y los arios, si es que existían. Yrjö no supo qué responder y el nuevo presidente comunicó a Himmler que el joven no poseía los conocimientos requeridos para su puesto, enviándolo de nuevo a la universidad a realizar estudios de formación.