PUREZA ARIA TOTAL
A pesar del aspecto físico «poco nórdico» de Himmler, este quiso predicar con el ejemplo y mandó elaborar un informe exhaustivo de sus antepasados a los especialistas de la RuSHA. Dicho documento se encuentra en la sede madrileña de la Fundación José María Castañé y demuestra la «raza sin mácula» del líder de la Orden Negra a través de 350 antepasados a lo largo de cuatro siglos –aunque no le hubiera sido difícil falsificarlo–; el documento llega hasta 1936 y se remonta a 1530, año en el que se registra el primer rastro del apellido Himmler, un tal Valentín, en Burgbernheim, siguiendo la pista del mismo a lo largo de 174 localidades alemanas.
Tales eran las exigencias raciales de Himmler que de cada centenar de solicitudes a engrosar las filas de las SS solo se admitían alrededor de una decena. Además de su ascendencia «inmaculada», el aspirante debía demostrar el buen comportamiento político de sus padres y hermanos, que no estaba fichado por la policía y en su árbol genealógico, además, demostrar también la ausencia de enfermedades hereditarias en su familia. No era raro, por tanto, que la mayoría de aspirantes no pasasen las pruebas. Se exigía también una altura mínima de 1,75 metros y, en palabras de
Lumsden, también que el candidato tuviera una proporción adecuada entre la parte superior y la inferior de la pierna y entre las piernas y el tronco, exámenes que realizaban los médicos SS que formaban parte de la Comisión Racial. También se realizaban test sobre el comportamiento y personalidad del aspirante: se exigía que fuera disciplinado sin ser servil y se estudiaba su fidelidad política hacia el nazismo.