LOS MISTERIOS DE ELEUSIS
Al parecer, los Misterios de Eleusis están relacionados con el paso de la diosa Démeter por el Ática mientras busca a su hija Perséfone (o Proserpina) raptada por Hades y retenida por este en los infiernos. Disfrazada de anciana, Démeter llegó a la localidad de Eleusis, donde fue acogida por el rey Céleo. Como agradecimiento, tomó bajo su protección a uno de los hijos del monarca, Triptolemo, a quien transmitió sus conocimientos sobre la agricultura y el cultivo de la tierra, siendo este quien los difundiría entre los distintos pueblos.
Así, los Misterios de Eleusis eran una conmemoración del aprendizaje de la agricultura por parte de los griegos y su paso de un estado de pueblos nómadas de cazadores-recolectores a la civilización plena. Puesto que como reza su nombre tenían un carácter secreto, son pocos los datos que nos han llegado de estas prácticas, aunque se sabe que existieron dos, los mayores y los menores, que se celebraban en distintas fechas anuales, y se remontan al menos hasta la época micénica, a mediados del segundo milenio, alcanzando gran celebridad en todo el mundo helenístico durante las épocas clásica y arcaica, atrayendo a visitantes desde lejanas regiones de Occidente, conservándose la costumbre en tiempos de dominación romana.
La primera parte de estos misterios era pública y consistía en una procesión que partía de Atenas y culminaba en el templo de Démeter en Eleusis, donde los iniciados eran sometidos a un proceso de ayuno que finalmente se rompía tras la jornada con la ingesta de una bebida especial compuesta de agua, cebada y hierbas que recibía el nombre de Cicerón. Tras la purificación con el brebaje, los iniciados penetraban en el Telesterion, el recinto más importante del templo, donde se realizaban los ritos más relevantes de los misterios, esta vez sí, con carácter secreto, teniendo prohibido sus adeptos revelar qué sucedía en su interior, por lo que existe un vacío de información que fue rellenado posteriormente con hipótesis de distinto tipo. Se sabe que concluían, después de toda la noche, con cantos, danzas y el sacrifico de un toro y la ingesta posterior de su carne previamente cocinada. Finalmente, los Misterios eleusinos finalizarían con un decreto del emperador Teodosio, que profesaba el cristianismo, en el año 392 d.C., por el que todos los templos y santuarios paganos debían ser clausurados, aunque hay fuentes que apuntan que sobrevivieron más tiempo, hasta que el caudillo visigodo Alarico arrasó los territorios del Ática e impuso el cristianismo arriano como único dogma permitido.