Álvaro Bernad
DIRECTOR DE INNOVACIÓN DISRUPTIVA Y DESARROLLO DE NEGOCIO
El pensamiento creativo y el espíritu emprendedor siempre han acompañado a la mente humana. Desde que en la antigüedad Arquímedes formulara su célebre principio sumergido en la bañera, hasta los grandes inventos más recientes como el automóvil o Internet, todos los grandes descubrimientos comparten ese mágico momento de entusiasmo y revelación.
En estos últimos años, las startup se han convertido en la principal fuente de ‘Eurekas’, esa archiconocida exclamación de Arquímedes que desde entonces precede a cualquier hallazgo científico. El fenómeno de las startups no solo se ha consolidado, sino que continúa en auge, cambiando sustancialmente la metodología clásica de creación de nuevos productos y servicios. Y es que pocos saben innovar y gestionar la incertidumbre de una forma tan ágil y creativa como las startups.
Albert Einstein definió la creatividad como la inteligencia divirtiéndose, una filosofía que caracteriza a estas empresas emergentes, expertas en ofrecer soluciones inexploradas y ángulos innovadores, capaces de cautivar a un cada vez más amplio número de clientes.
Muchas compañías tradicionales han comprendido ya la necesidad de innovar tanto desde el seno de la organización como de la mano de las startups. Colaborando coordinadas es más fácil agilizar procesos, trabajar con mayor flexibilidad, explorar nuevas vías, probar soluciones más creativas y aplicar una verdadera transformación, de producto y con frecuencia también de su aplicación digital.
Es precisamente esta forma de trabajar la que en Calidad Pascual llevamos apoyando por tercer año consecutivo con los premios Pascual Startup. Unos galardones que impulsan la innovación entre emprendedores españoles, y con los que desde la compañía apoyamos las ideas y proyectos de carácter innovador y disruptivo en el sector agroalimentario.
En la pasada edición, que resultó todo un éxito con más de 350 candidaturas presentadas, se llevó la innovación abierta y colaborativa al máximo nivel, sometiendo a las startups finalistas a votación popular. Fueron los ciudadanos quienes directamente pudieron escoger a la startup ganadora a través de #ApadrinaUnEmprendedor, una campaña social divertida, colaborativa y democrática.