33,9 MILLONES DE KILOS DE PAN, DESPERDICIADOS
El desperdicio de pan fresco e industrial representa el 5,9% del total del volumen de productos sin elaborar que se desechan en España. Sobre un total de 575 millones de kilos de productos sin elaborar desperdiciados, el pan fresco e industrial supone alrededor de 33,9 millones de kilos, según datos del último “Panel de cuantificación del desperdicio alimentario en los hogares españoles, otoño/invierno 2016-otoño/invierno 2017” elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama). Una cifra que supone un incremento de 2,4 millones de kilos en 2017, cuando en el mismo periodo el consumo de pan no aumentó sino que descendió ligeramente.
Los productos sin elaborar más desperdiciados siguen siendo, con mucha diferencia, las frutas (31,4%), seguidas por las verduras y hortalizas (14,3%), los lácteos (13,5%), las bebidas (7%) y los cárnicos (6%).
En este sentido, y con el objetivo de impulsar la transición hacia una economía circular, Asemac se adhirió recientemente al Pacto por una Economía Circular impulsado por el Mapama junto con el Mineco y al que también se acogió Fiab y varias asociaciones sectoriales y otras empresas agroalimentarias. El pacto recoge varias acciones para impulsar esa transición, entre las que están: • Avanzar en la reducción de uso de recursos naturales no renovables, reutilizando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos como materias primas secundarias. • Impulsar el análisis del ciclo de vida de los productos y la incorporación de criterios de ecodiseño.
• Favorecer la aplicación efectiva del principio de jerarquía de los residuos, promoviendo la prevención de su generación, fomentando la reutilización, fortaleciendo el reciclado y favoreciendo su trazabilidad.
• Promover pautas que incrementen la innovación y la eficiencia global de los procesos productivos, mediante la adopción de medidas como la implantación de sistemas de gestión ambiental.
• Promover formas innovadoras de consumo sostenible, que incluyan productos y servicios sostenibles, así como el uso de infraestructuras y servicios digitales • Promover un modelo de consumo responsable, basado en la transparencia de la información sobre las características de los bienes y servicios, su duración y eficiencia energética, mediante el empleo de medidas como el uso de la ecoetiqueta.
• Facilitar y promover la creación de los cauces adecuados para facilitar el intercambio de información y la coordinación con las administraciones, la comunidad científica y tecnológica y los agentes económicos y sociales.
• Difundir la importancia de avanzar desde la economía lineal hacia una economía circular, fomentando la transparencia de los procesos, la concienciación y sensibilización de la ciudadanía. • Fomentar el uso de indicadores comunes, transparentes y accesibles que permitan conocer el grado de implantación de la economía circular.
• Promover la incorporación de indicadores del impacto social y ambiental derivados del funcionamiento de las empresas, para poder evaluar más allá de los beneficios económicos que se generen en las mismas, como consecuencia de su compromiso con la economía circular.