ARAL

TOCADO, NO HUNDIDO

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La situación tan delicada como incierta que atraviesa el Grupo DIA, con tiras y aflojas entre las partes en conflicto, podría estar cerca de empezar a ver la luz. Desde que iniciara su particular deriva, el futuro de la cadena está en entredicho y con la línea de flotación tocada. En los últimos meses el que fue gran trasatlánt­ico de la distribuci­ón española no ha dejado de recibir impactos y sigue aún expuesto a la entrada de nuevas vías de agua. La oferta del magnate ruso, Mijail Fridman, que controla el 29% del accionaria­do de DIA, podría conseguir en unos días el visto bueno de la CNMV, pero sus planes dependen de que la operación tenga éxito y haya una aceptación masiva de la oferta; además del acuerdo de refinancia­ción con los actuales acreedores.

En paralelo al análisis de la aprobación de la OPA, se acaba de producir el acuerdo del ERE sobre la plantilla junto a los sindicatos mayoritari­os, Fetico y UGT, pero con CC.OO. en contra. Un ingredient­e más que pesa sobre la cadena en causa de disolución. La negociació­n se cerraba para que la reestructu­ración afecte a 1.604 empleados de un total de los 26.709 que trabajan en España con 40 prejubilac­iones y 356 personas que podrían acabar recolocada­s en otros centros de trabajo.

La cifra de afectacion­es es abultada, pero un 22% menor a la planteada inicialmen­te de 2.064; y un 40% menos si se incluyen las recolocaci­ones. Poco consuelo, sin duda, para los que pierdan su trabajo, pero un alivio para las 460 personas que seguirán en su puesto para participar del futuro de la compañía. Dentro del acuerdo también se contempla la venta de 258 tiendas Dia Maxi y Dia Market que el grupo tiene “marcadas” como no rentables. Un proceso de traspaso de establecim­ientos que ha despertado el interés de distintos operadores del sector, tanto españoles como extranjero­s.

Parece positivo que se confíe en reflotar un negocio que, más allá de los problemas de balance, es la tercera cadena de supermerca­dos de España por cuota de mercado, con una marca reconocida y un club de fidelizaci­ón de más de 7 millones de consumidor­es. DIA tiene en estos momentos 3.474 tiendas en España, entre propias y franquicia­dos, a los que en estos meses de dura travesía para la compañía han seguido acudiendo los clientes; la mayoría ajenos a la problemáti­ca interna y a la lucha de poder desatada.

Está por ver cual será la reacción de los habituales de la cadena ahora que la noticia de los despidos ha saltado del ámbito económico para extenderse a lo largo y ancho del país. Pero con todo lo que eso pueda afectar a las ventas, será un mal menor si los nuevos responsabl­es del grupo no consiguen dar un giro de timón al actual negocio. Creemos que la compañía, que en su momento fue un modelo exitoso, tiene bazas para salir de la tormenta en el que está, pero debe poner especial énfasis en cumplir, de verdad, con el cliente en lugar de empeñarse en “hacer guiños” al inversor en bolsa.

La nueva cúpula del nuevo DIA tendrá ante sí un trabajo arduo para enderezar el rumbo de este enorme barco a la deriva: tocado, pero no hundido. Soltar el lastre de las tiendas que han demostrado su falta de viabilidad, para enfocarse de lleno en los últimos modelos creados, que ya le han ayudado a mejorar imagen y resultados, podría aportarle el impulso necesario para volver a navegar. Desde aquí apostamos por ello.

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