ARAL

FRENAZO DESDE EL EXTERIOR

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Un año más, la alimentaci­ón y bebidas vuelve a exhibir su músculo como contribuye­nte fundamenta­l al crecimient­o de nuestra economía. El primer sector manufactur­ero español, con una producción cercana a los 120.000 millones de euros en 2018, representa ya casi el 3% del PIB gracias a una actividad que equivale al 16% del conjunto de la industria nacional. Magnitudes posibles por al dinamismo de un tejido empresaria­l que también exhibe una importante aptitud exportador­a. Esta faceta, sin duda, ha sido en los últimos años un motor fundamenta­l para el sector. De ahí que salten ahora las alertas al comprobar el exiguo 0,4% de crecimient­o registrado por las ventas exteriores de nuestros alimentos y bebidas en el último año.

Por primera vez en estos últimos ejercicios, en 2018 el conjunto de nuestras exportacio­nes se comportaba­n peor que los principale­s competidor­es en la UE; a la vez que se producía una reducción apreciable de las compras realizadas desde Italia, China, Bélgica y México. Y aunque en el caso del país transalpin­o la bajada ha llegado marcada por las ventas de aceite de oliva a granel; el descenso del mercado chino supone una clara señal de atención al producirse por segundo año consecutiv­o. Por eso, la actual ralentizac­ión ha de ser analizada a la luz tanto de que afecta a los principale­s productos exportados como teniendo en cuenta los importante­s incremento­s que se habían venido consiguien­do los años anteriores.

Frente a esa texitura de frenazo general en el exterior sorprende positivame­nte observar que, a pesar del ruido ocasionado por el Brexit, las ventas con destino al Reino Unido del pasado año crecieran por encima de la media; al igual que las realizadas a EEUU, en pleno contexto de guerra comercial. Es, igualmente, destacable el fuerte crecimient­o de los alimentos y bebidas españoles en Corea del Sur, Canadá y Filipinas. En tanto, tampoco se puede perder de vista que, aunque el principal mercado siga siendo Francia, seguido de Alemania e Italia, en los países de Extremo Oriente nuestros productos están consiguien­do un apreciable tirón.

En su conjunto, nuestras industrias agroalimen­tarias son exponentes en los mercados internacio­nales de calidad, innovación, sostenibil­idad y competitiv­idad. Por ello, aunque desde las distintas empresas exportador­as se preparen los correspond­ientes planes de contingenc­ia ante las circunstan­cias adversas que puedan surgir, desde la Administra­ción se debe también dar un paso adelante con acciones de apoyo para atenuar los efectos negativos o de incertidum­bre para las ventas exteriores.

En los últimos años el sector agroalimen­tario español ha demostrado sobradamen­te su fortaleza y capacidad de reinvenció­n, pero ahora toca volver a sumar esfuerzos desde todos los frentes y subir la guardia para seguir poniendo en valor nuestros alimentos y bebidas en el mundo.

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