CASAS INSTANTÁNEAS
BUCKMINSTER FULLER “Las cosas no cambian por luchar contra la realidad, sino por construir nuevos sistemas que hacen que lo anterior se quede obsoleto”
El concepto es tan antiguo como la industria: construir módulos con habitaciones listas para usar que, en un abrir y cerrar de ojos, ponen al alcance de todos un hogar instantáneo, asequible y confortable. Frank Lloyd Wright y Walter Gropius fueron los primeros arquitectos en abrazar la causa y, en tiempos recientes, hasta dos gigantes del mueble barato y por catálogo como Muji e Ikea han empezado a explorar el enorme potencial de esta arquitectura en serie que utiliza en su construcción menos materiales, menos energía y el gran lujo actual: menos tiempo. Si se pueden comprar los muebles y las lámparas por catálogo ¿por qué no vender su escenario y entregarlo a domicilio, listo para estrenar una nueva vida sin esperas?
Pasados los años, resulta sorprendente que haya costado casi un siglo que esta fórmula terminara por ganar miles de adeptos. Durante mucho tiempo, estas construcciones despertaron grandes desconfianzas (sobre todo entre los mismos arquitectos), asociadas a su estética dudosa y sin autor y a su calidad poco fiable. Pero hoy esta forma de construir se ha convertido en un concepto cargado de futuro que restablece la unión necesaria entre arquitectura y sociedad porque se pone al servicio de la vida y en defensa del medio ambiente.
En el camino hacia el más por menos, la casa modular, que se construye rápida y que llega en piezas como un juego de niños, acerca a la mayoría el sueño de disfrutar de un hogar digno y con mayúsculas. Con su nueva belleza y su baja huella de carbono, esta arquitectura enaltece la dignidad de lo cotidiano y pone en valor una estética de lo imprescindible que nos hace mucha falta.