ESTE OASIS PACÍFICO UNE TRADICIÓN Y FUTURO
Aman Kyoto cuenta, además, con tres suites privadas de tratamiento, salón de spa relajante, sesiones de yoga y mindfulness en el jardín bajo la relajante luz del sol que se filtra entre los árboles, y actividades que incorporan ingredientes y prácticas curativas japonesas locales, como paseos por el jardín y el entorno natural, sesiones de meditación en la colina y masajes de shiatsu –una técnica curativa tradicional que disipa el estrés–. Sus huéspedes pueden también experimentar la auténtica ceremonia del té o degustar la deliciosa cocina japonesa en el acogedor pabellón Living, con su chimenea central y puertas de vidrio que se abren al paisaje. Si se desea obtener una comprensión más profunda de Japón, entonces una visita a Kioto es obligatoria. La capital de la aristocracia japonesa es conocida por sus innumerables santuarios, hermosos jardines y callejones llenos de machiyas (tiendas tradicionales japonesas). Entre las visitas que el viajero agradecerá no haberse perdido, a pesar de tener que abandonar por unas horas la paz del resort, están el fantástico bosque de bambú de Arashiyama, una paisaje casi irreal donde extasiarse entre sus verdes tallos mecidos por el viento, o los cercanos templos de Koetsuji, Genkoan, y el impresionante Kinkakuji, el famoso Pabellón de Oro, Patrimonio de la Humanidad, cuyos dos pisos superiores están cubiertos de pan de oro. Los tonos dorados se reflejan sobre las aguas de un estanque, el Espejo de Agua. Belleza en estado puro, como el propio resort. ■