LA
actitud y la trayectoria de Vicente Guallart (Valencia, 1963), más que visionarias, corresponden a la de un penseur de la arquitectura. Su mirada larga se fundamenta en cuatro pilares: la investigación, la experimentación, la reflexión y la conversación, que promueve el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC) del que es cofundador.
Ya en 2011, Guallart escribió La ciudad autosuficiente, publicaco por la misma editorial que hace esta revista, RBA. Así se llama también uno de sus últimos proyectos en China. Se trata de un barrio de viviendas autosuficientes en Xiong'an, a 100 kilómetros de Beijing, donde llevará a la práctica los principios de las biociudades ensayados en Valldaura Labs. Desde hace diez años dirige este campus del IA AC en pleno Parque Natural de Collserola, en Barcelona, un gran laboratorio de autosuficiencia que combina el back to basics con las tecnologías del futuro.
Vicente Guallart fue arquitecto jefe del Ayuntamiento de Barcelona entre 2011 y 2015, y apuesta por la renaturalización de las ciudades para que capturen el carbono en lugar de emitirlo. En su despacho, Guallart Architects, tiene varios proyectos internacionales sobre la mesa. Entre los más próximos figura una escuela en África.
El escenario de pandemia ha comportado más conciencia sobre dónde y cómo habitamos. ¿Está cambiando también la manera de proyectar los edificios? Sí, la humanización de la arquitectura es muy importante, y los arquitectos tenemos la misión de modelar la forma en que vivimos. Con esa idea fundamos el IAAC en 2001, para estudiar cómo las tecnologías de la información cambiarían la manera de hacer arquitectura y hacer ciudades. Hoy en día el potencial del mundo digital ya es una realidad conocida y debemos utilizarlo para acelerar de manera radical los proyectos ecológicos. El mundo ha cambiado, vivimos un momento de transformación general a nivel global y debemos actuar en consecuencia. ¿Cómo ve este cambio estructural alguien que conoce bien las estructuras? Creo que el gran cambio ahora consiste en el desarrollo de la bioeconomía, las nature-based solutions y hacer ciudades de emisiones cero. Debemos renaturalizar los entornos urbanos para que fomenten la biodiversidad y la vida, que capturen el carbono y no lo emitan. Durante años hemos debatido el concepto de que los edificios deberían ser árboles y las ciudades, bosques. Proyectar los edificios como organismos vivos que participen productivamente en su entorno.