Sin residuos
Las grandes urbes son gigantescas devoradoras de recursos y energía y productoras de contaminación. Pero incluso en ellas es posible encontrar el modo de aprovechar sus residuos y darles una nueva vida. Envases plásticos o materiales de la construcción reconvertidos en elementos del paisaje urbano demuestran que la jungla de asfalto esconde tesoros que merecen una segunda oportunidad.
Las ciudades son el lugar donde vive la inmensa mayoría de la población y se comportan como un enorme metabolismo que devora recursos materiales y energía, y excreta residuos y humos de manera continua. Es allí donde se catalizan los mayores impactos ambientales, al ser el lugar donde la gente realiza la mayor parte de sus actividades y requiere de más productos. Cada uno de los habitantes de las ciudades de todo el planeta genera una media de 480 kilos de residuos domésticos al año de manera directa. Y si esto parece mucho, deberíamos sumar el equivalente de los residuos de demolición de construcciones equivalentes per cápita, mayoritariamente compuestos de hormigón y sus armaduras de acero, que asciende a unas dos toneladas al año. La economía circular habla de volver a usar los residuos en forma de productos, y las ciudades requieren de una ingente cantidad de equipamiento continuamente. ¿Es posible imaginar que los residuos generados en la ciudad se reintroduzcan en la propia urbe en forma de productos necesarios para sus ciudadanos? La idea es de una circularidad y una belleza indiscutibles.
.:.:.:. Un adoquín pesa casi cuatro kilos y se puede fabricar de hormigón reciclado, por lo que con los residuos que corresponden a cada habitante se podrían pavimentar diez metros cuadrados de calle al año en una conexión sostenible entre lo que antes se alzaba como edificio y hoy cubre el suelo que pisamos. En esta línea, celosías y una infinidad de prefabricados de hormigón no estructurales incorporan grandes cantidades de residuos de demolición reciclados.
DE EDIFICIO A PAVIMENTO
Los residuos plásticos más abundantes en la ciudad son
los envases de alimentos, los cuales (exceptuando las botellas de agua y refrescos)
al reciclarse sufren un fenómeno un tanto negativo
que es la adherencia del olor de la materia orgánica.
Por eso, este tipo de material reciclado no es recomendable usarlo en el interior de las casas ya que puede desprender malos olores. Sin embargo, en el
mobiliario urbano estos materiales no presentan ese problema ya que al aire libre y bajo el sol quedan “curados” a las pocas semanas o meses.
En el contenedor amarillo presente en nuestras calles se recogen los residuos de envases que pueden llegar a unos 75 kilos por persona al año. Dentro de esos residuos hay una fracción con una reciclabilidad aparentemente baja que se conoce como fracción mix y que puede transformarse en un banco urbano de gran diseño como el propuesto por la firma Eco- oh!, que asimila los residuos de plástico mix generados por seis personas al año. Lo más destacable de este banco es su proceso de diseño, que lo convierte en el banco urbano de plástico reciclado de más calidad del mercado. A diferencia de la inmensa mayoría de bancos en los que únicamente se sustituye de manera directa el asiento de listones de madera por plástico reciclado, y resultan débiles y poco resistentes, Wim y Bob Segers, sus diseñadores, han entendido las propiedades del material y han propuesto una forma que se sale del arquetipo para generar una nueva tipología en sí misma y que además de ser más resistente se adapta mejor a los espacios.
.:.:.:. La movilidad en bicicleta es un gran avance para aligerar de humos las ciudades, y su implantación también ha requerido del desarrollo de una serie de objetos necesarios para facilitar tanto la delimitación de los carriles bici como el aparcamiento de las bicicletas privadas. El separador de carril bici Zebra, de Curro Claret para Zicla, fue el primero diseñado de su tipología y se materializó con el plástico reciclado de las fundas de cable procedente de instalaciones de edificios y aparatos eléctricos. Actualmente, y ante el increíble éxito del producto, omnipresente en las calles de nuestro país, se está fabricando con el mismo plástico mix que antes mencionábamos. Habría que terminar de hacer el cálculo, pero entre los 90 kilos de plástico reciclado por banco y los 9 kilos por cada separador de carril bici podríamos estar dando salida a los residuos
CIRCULARIDAD URBANA