LUCES Y SOMBRAS DE LA ETIQUETA BIO
¿Comer bio es comer sano? ¿El etiquetado eco es sinónimo de producto ecológico? Los alimentos, tejidos y plásticos bio están en auge, y eso es bueno, pero conviene prestar atención a los mensajes que la publicidad
son conceptos que responden a los mismos criterios definidos por la legislación, en los que se habla de reducir el consumo de pesticidas y fertilizantes en la producción de los alimentos, evitar los organismos transgénicos y otros condicionantes que corrijan los excesos de la agricultura intensiva industrial. Cuando una producción agraria o ganadera cumple con los criterios establecidos por la Unión Europea, consigue el etiquetado bio. Pero alerta con aquello que trasciende de la información hacia el reclamo comercial. Dice la RAE que etiqueta significa “calificación estereotipada y simplificadora”, y, desgraciadamente, cuando hablamos de etiqueta bio demasiadas veces nos encontramos con esta acepción. Bio suena bien. De manera inconsciente te conecta con lo vivo, con el propio ser y genera una sensación de naturalidad, de salud, de sostenibilidad. Los departamentos de marketing lo saben, y demasiadas veces se sugieren significados que no siempre son correctos y dan lugar a confusión. Lo vemos en alimentos, pero también en otros sectores como en los materiales y en la permanente asociación de términos como biodegradable, bioplástico y algodón bio con lo ecológico y sostenible que carece por completo de argumentos objetivos.
BIO, ECO U ORGÁNICO
vende y el imaginario colectivo fija como verdaderos. En la transición hacia una sociedad sostenible se puede producir un galimatías de conceptos que nos puede hacer dudar en las decisiones.