UN DULCÍSIMO ITINERARIO
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De indescriptibles podrían calificarse las emociones que despierta el recorrido propuesto por el proyecto mexicano «Itinerarium, turismo y experiencias culturales», una entidad especializada en turismo cultural que tiene la misión de difundir y promover el patrimonio histórico y artístico del país por medio de esta crucial esfera económica.
Su director, el joven mexicano Roberto Abe Camil, abogado de profesión, pero también investigador y escritor, tiene entre sus obsesiones el amor por Cuba y sueña con enlazar en destinos turístico-culturales a su país con la Isla, que ama desde que era niño. Nacido en un hogar de justas convicciones políticas, hasta donde han llegado en disímiles momentos intelectuales latinoamericanos, amigos y dirigentes de la Revolución Cubana, no se detiene en su empeño, y mientras fraguan los proyectos futuros, les da curso a fascinantes rutas turísticas, entre las que no faltan las que le rinden honores a nuestra tierra, como es el caso de la denominada «Cuba heroica en México».
Todo empieza con José Martí: no cuesta el menor esfuerzo imaginarlo, en el país que a tantos cubanos y latinoamericanos en peligro ha abierto puertas y corazón, en el ajetreo de aquellos años, cuando llegó desde España tras sufrir destierro. Pasear por el Centro Histórico es pensarlo impactado ante el mundo cultural que halló en tierra mexicana, donde escribió poesía, periodismo y teatro, y donde pudo hacerse conocer en los círculos más notorios de la sociedad de entonces.
El recorrido de Itinerarium hace escala en la Catedral Metropolitana de México, donde el Apóstol se casara, y contempla, entre otras, la del Centro Cultural José Martí, a cuya entrada se erige una imponente escultura del Maestro, construida por el escultor mexicano Ernesto E. Tamariz. Solo por verla, bien vale la pena llegarse al recinto. Pero acaso lo más sobrecogedor es la visita a la casa de la calle San Ildefonso, que hoy representa el gobierno del estado de Tlaxcala, donde viviera por unos días el más universal de los cubanos en 1894, junto a la familia de Manuel Mercado, residente en el inmueble.
Otro de los puntos por donde desliza sus pasos Itinerarium es por algunos sitios a los que asistieron Fidel y sus compañeros mientras se preparaban para venir a la Isla en el Granma, como la casa de María Antonia González, donde el Che conociera al lí-