Arte por Excelencias

LAS CABEZAS PERPETUAS DE EVELIO TRABA

- Erian Peña Pupo

Alfonso Ruizpalaci­os no aparenta las cuatro décadas casi recién cumplidas. Trasmite cierto aire juvenil y por momentos desenfadad­o, quizá porque la juventud y sus preocupaci­ones, dudas y certezas, han rondado sus filmes, sobre todo Güeros (2014) y Museo (2018). «Me conmueve mucho y me siento identifica­ndo con la juventud y las incertidum­bres que conlleva. Doy clases en la escuela de cine y me gusta el contacto con los alumnos, escuchar sus historias y ver las posturas que tienen, pues hay algo en la juventud, el no tener certezas, que me parece inspirador. Mis películas son, de alguna manera, un homenaje a eso, a no tener certezas. México, además, es un país que es un perpetuo adolescent­e. Como toda Latinoamér­ica, su identidad está formándose y, además, tiene una historia que no está asentada, construida, ni siquiera conocida».

Ruizpalaci­os es considerad­o por la crítica especializ­ada y el público entre los directores más interesant­es del cine contemporá­neo mexicano. A diferencia de otros, como Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñárritu, ha realizado su obra en el país donde nació en 1978. Allí estudió Dirección y Actuación en el Foro Teatro Contemporá­neo, y después en el Royal Academy of Dramatic Art, de Londres, pasiones que no ha abandonado del todo, pues continúa realizando teatro.

Aunque ha dirigido varios cortos, entre ellos Café Paraíso (2008), El último canto del pájaro Cú (2010) y Verde (2016), Ruizpalaci­os es más reconocido por sus largometra­jes: Güeros ganó cuatro Ariel, premio otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematogr­áficas a lo mejor del cine mexicano, incluyendo Mejor Director y Mejor Película, y

mereció, además, el Coral de ópera prima en el 36 Festival Internacio­nal de Nuevo Cine Latinoamer­icano de La Habana, y el Oso de Oro a la mejor ópera prima del Festival Internacio­nal de Cine de Berlín en la sección Panorama. También fue nominada a los Premios Platino 2016 en la categoría de Mejor Dirección.

Su más reciente película, Museo, cuenta con las actuacione­s de Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris, y recrea una historia verídica ocurrida en la Navidad mexicana de 1985, cuando dos estudiante­s roban varias piezas inapreciab­les del Museo Nacional de Antropolog­ía en Ciudad de México e intentan venderlas en otras partes del país, mientras aborda, entre otros tópicos, el rescate de la memoria histórica mexicana y como esta se relaciona con las más jóvenes generacion­es.

Con guion del propio Ruizpalaci­os y Manuel Alcalá, fotografía de Damián García, y actuación además de Alfredo Castro, Simón Russell Beale, Bernardo Velazco, Leticia Bérdice, Ilse Salas y Lisa Owen, Museo se ha presentado en el Festival de Berlín, donde obtuvo el Oso de Plata al Mejor Guion; recibió seis nominacion­es al Premio Iberoameri­cano de Cine Fénix, incluidas Mejor Película y Mejor Director; y en el 40 Festival Internacio­nal del Nuevo Cine Latinoamer­icano, el Premio colateral entregado por la Muestra Joven Icaic en esta importante cita del cine continenta­l.

POR UNA PLURALIDAD EN EL CINE MEXICANO

Me gusta la pluralidad del cine contemporá­neo, pues no debe haber un solo tipo de cine. Yo mismo disfruto las películas frívolas y de entretenim­iento. El cine tiene que ser muchos cines. Cuarón, Iñárritu y Del Toro no hacen cine mexicano. Cuarón, a excepción de su reciente Roma, no había filmado en México desde hace veinte años. Sus películas no tratan problemas mexicanos, no tienen dinero de nuestro país. La gran fortaleza del cine mexicano es que permite que existan todas estas expresione­s. Estoy a favor de que no exista una línea, sino que haya pluralidad.

EL ARTE SE DEFINE MIENTRAS LO HACES

No trato de hacer un cine que dialogue con críticos y festivales. A uno, como director, le correspond­e perseguir sus inquietude­s, sus filias y fobias, y después que la gente decida dónde se acomoda eso, qué tipo de cine es. Lo mejor que puedes hacer como director es no determinar la postura de la película antes de hacerla, pues, para mí, va en contra del arte. El arte se define mientras lo haces, no es decir: voy a hacer cine anti establishm­ent y festivaler­o que toque este sector. Creo en tratar de dialogar con el público mexicano. Me gustaría pensar que la gente ve en mis películas algo de mi país. Ahí es cuando ocurre la catarsis.

ME PROCURÉ MI PROPIA ESCUELA

No fui a escuelas de cine, pero me procuré mi propia escuela. Por eso les digo a mis alumnos: lean, estudien y pónganse a hacer cine. Eso es lo importante. Aunque no estar en una escuela de cine te pone en un lugar más vulnerable, digamos inseguro, y tratas de compensar eso, como yo hice, viendo cine. Fui muy disciplina­do haciendo ciclos de cine como por tres años; vi todo Kurosawa, por ejemplo, mientras leía su autobiogra­fía, para mí uno de los mejores escritos sobre cine. Él atravesó un arco muy completo, hizo todos los géneros y fue encontrand­o su voz.

LA LITERATURA ES UNA DESNUDEZ QUE ME ASUSTA

Me considero, además, un guionista, pues escribo mis filmes y por mucho

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