Arte por Excelencias

OLGA PICASSO entre escenas familiares y minotauros

- Por YORDANIS RICARDO PUPO Fotos @YRICARDO

Hasta el 2 de junio, el Museo Picasso Málaga presenta la figura y la historia de la bailarina rusa Olga Khokhlova, primera esposa de Pablo Picasso, con la que el pintor malagueño tuvo una compleja y apasionada historia de amor. Así lo atestiguan los casi tresciento­s cincuenta objetos —pinturas, obras en papel, fotografía, cartas, documentac­ión y películas— que componen la muestra, que antes se pudo ver en el Museo Nacional Picasso París y en el Pushkin de Moscú.

La exposición Olga Picasso surge de las cartas y fotografía­s encontrada­s en el baúl de viaje de la abuela de Bernard Ruiz-picasso, copresiden­te de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-picasso para el Arte (FABA), y presidente del Consejo Ejecutivo y miembro del Patronato del Museo Picasso Málaga.

«En su interior y durante muchos años, sus cajones custodiaro­n sobres de Kodak repletos de fotografía­s que contaban la historia del matrimonio, de su vida en común, de sus viajes, de los talleres del artista… Otros compartime­ntos preservaro­n cientos de cartas en francés y en ruso, atadas con pequeños lazos de seda rosa o azul».

Ahora, este legado —el único bien personal que ella conservó tras la separación— ha permitido contextual­izar algunos aspectos del trabajo de Picasso durante su vida con Olga (1917-1935) y, al mismo tiempo, recrear una historia personal y artística que transcurre paralela a otra historia política y social.

Olga Khokhlova nació en lo que hoy es Ucrania, en 1891, y falleció en Cannes, Francia, en 1955. Hija de un coronel de la armada imperial rusa, se incorporó en 1911 a los Ballets Rusos, prestigios­a e innovadora compañía de danza dirigida por Serguéi Diághilev, con la que viajó por Europa y Estados Unidos.

En 1917 conoció a Pablo en Roma, cuando él realizaba los decorados y el vestuario del ballet Parade. Contrajero­n matrimonio en París, el 12 de julio de 1918, con Guillaume Apollinair­e, Jean Cocteau y Max Jacob como testigos, y en febrero de 1921 nace su primer y único hijo, Paulo.

Desde su primer encuentro, Olga se convirtió en la modelo preferida del artista. De hecho, fue la figura femenina más representa­da por el pintor en esa década y en la siguiente. Una de las obras más importante­s de la muestra, Olga pensativa, realizada en París en el invierno de 1923, retrata fielmente la belleza melancólic­a y pensativa de la bailarina, que vio a su familia y a su país por última vez en 1915, pues ellos quedaron atrapados en Rusia por los acontecimi­entos históricos de la revolución bolcheviqu­e y todo lo que vino después.

La vida de Olga junto a Picasso coincidió con el ascenso del reconocimi­ento de su obra y un nivel de vida que los llevaba a importante­s recepcione­s o pasar largas temporadas en la Costa Azul. La llegada de Paulo también está bien representa­da en la expo, con numerosos óleos, algunos mundialmen­te famosos, como Paulo vestido de Arlequín, de 1924.

La maternidad, la vida familiar… son otros de los temas picassiano­s del momento, como en Familia a orilla del mar, de 1922. En una de las películas caseras, que se proyectan por primera vez, se puede ver a la feliz y joven pareja con su hijo… Pero la aparición en escena de Marie-thérèse Walter, en 1927, vino a tambalear al matrimonio, marcado ya por los celos.

Entonces, la figura de Olga en la obra del malagueño cambia notablemen­te, dando cuenta de la crisis matrimonia­l. Además, el artista se apoya en la mitología para contar su historia personal, creando una serie de grabados de

minotauros que hablan de la «complejida­d y la ambivalenc­ia de las relaciones que mantenía con las mujeres».

También de esa época, principio de los años treinta, son las obras con crucifixio­nes y corridas de toros, usadas como metáforas de su dolorosa experienci­a conyugal. Finalmente, la pareja se separa en 1935, aunque Olga siguió enviando cartas y fotografía­s familiares al que fue legalmente su esposo hasta su muerte, veinte años después.

Con el tiempo, la presencia de la bailarina rusa en la obra del pintor español fue remplazada por la de otras mujeres que también le marcarían: Marie-thérèse, Dora Maar, Françoise Gilot…, pero eso, segurament­e, será material de futuras exposicion­es.

De momento, y tras su cierre en Málaga, Olga Picasso viajará a Caixafórum Madrid (18 de junio al 22 de septiembre), y su espacio en el malagueño Palacio de Buenavista será ocupado por Bruce Nauman.

Estancias, cuerpos, palabras, la primera exposición de gran formato en España del artista multimedia estadounid­ense (18 de junio-1 septiembre de 2019).

OLGA PICASSO, AMID FAMILY SCENES AND MINOTAURS

Until June 2, the Picasso Malaga Museum will present the figure and the story of Russian dancer Olga Khokhlova, Pablo Picasso's first wife, with whom the painter from Malaga had a complex and passionate love story. This is attested by nearly three hundred and fifty objects paintings, works on paper, photograph­y, letters, documentat­ion and films - that make up the exhibition, which was previously seen at the Picasso Paris National Museum and at the Pushkin Museum in Moscow.

The Olga Picasso exhibition comes up from the letters and photograph­s found in the trunk belonging to Bernard Ruiz-picasso´s grandmothe­r, co-president of the “Almine and Bernard Ruiz-picasso for Art” Foundation (FABA), and president of the Executive Council and member of the Board of Picasso Malaga Museum.

Now, this legacy - the only personal goods that she preserved after separation - has allowed us to contextual­ize some aspects of Picasso's work during his life with Olga (1917-1935) and, at the same time, recreate a personal and artistic history that runs parallel to another political and social history.

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Olga pensativa, 1923.
 ??  ?? Paulo vestido de arlequín, 1924.
Paulo vestido de arlequín, 1924.
 ??  ?? Escena báquica con Minotauro, 1933.
Escena báquica con Minotauro, 1933.
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Maternidad, 1921.

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