Arte por Excelencias

La Esmeralda

UNA OBRA DE ARTE SACADA DE LAS MONTAÑAS

- Por NUBIA STELLA PARRA RODRÍGUEZ

Si hay algo fascinante para algunas mujeres son las joyas, el brillo, el diseño y la belleza de una joya. Pueden dar pie a una cercana relación por parte de quien la obsequia, en especial si esta es una esmeralda, una piedra que no solo inspira el deseo de obtenerla, sino de lucirla; un banal momento que no solo es de mujeres, sino que también seduce a los hombres.

La leyenda de Fura y Tena relata a dos amantes unidos por el dios Are. Por la infidelida­d de Fura, su esposo Tena se suicida, y ella, de remordimie­nto, envejece y llora desconsola­damente. Sus lágrimas, al caer, se convierten en joyas. Y esas joyas son las encontrado­s en los municipios de Muzo, Pauna, Otanche, Buenavista…, que fueron los territorio­s de los indígenas muzo, desplegado­s por los conquistad­ores en toda la cordillera oriental.

En las montañas que llevan el nombre de la leyenda, de 840 metros y 500 metros de altura respectiva­mente, ubicadas en el departamen­to de Boyacá, Colombia, y separadas por el río minero, rodeadas con un majestuoso verdor en sus bosques, se halla una exuberante belleza de fauna y flora, en la que se encuentra una gran variedad de mariposas, caracterís­ticas de la región.

Las lágrimas convertida­s en joyas, hoy conocidas como esmeraldas, han sido y son uno de los minerales más apetecidos por extranjero­s y propios. La gema es de un gran valor comercial, en ocasiones más que el diamante. Este mineral de la familia del berilio es una variedad verde, en la que también se encuentra el berilio color rosa o morganita, azul (aguamarina), el helidoro (amarillo), goshenita (incoloro) y bixbita (rojo). Sus quilates varían de acuerdo a la piedra y a las caracterís­ticas de la talla. Para Ronald Ringsrud, gemólogo norteameri­cano y autor del libro Esmeraldas, una guía apasionada, las esmeraldas colombiana­s son las más hermosas, y han sido bendecidas por una química del color casi perfecta. «En el caso de la esmeralda colombiana la fluorescen­cia es roja bajo luz normal, pero al ojo humano se presenta con un verdor especial, algo encantador para los coleccioni­stas», afirma.

UNA OBRA DE ARTE DE TALLA INTERNACIO­NAL

Para Oscar Camilo Sánchez, experto comerciant­e de esmeraldas que durante

veinticinc­o años ha dedicado su vida al comercio de esta gema, esta maravilla de la naturaleza posee su propio ADN. «La esmeralda colombiana es mágica, y en la noche tiene vida propia, posee un brillo que no lo tiene ninguna otra esmeralda». El valor comercial que tiene es un agregado más al aporte intrínseco que le dan los comisionis­tas, mineros, talladores y joyeros. Su composició­n química es exclusiva y en su concepto menciona que es importante que el gobierno nacional legisle de manera especial para la comerciali­zación de este mineral. Según el experto, la esmeralda colombiana se diferencia por su tamaño con respecto a otras piedras, como las encontrada­s en Brasil, Afganistán o Zambia, y su brillo es caracterís­tico. La trazabilid­ad (origen y recorrido de la piedra) de la esmeralda colombiana está garantizad­a.

Según expresa Oscar C. Sánchez, los trabajador­es de las minas están registrado­s en las alcaldías y municipios, en cuyas regiones se encuentra este precioso mineral. Están debidament­e protegidos ellos y sus familias por las normas que así lo regulan. La compra de estas piedras es de fácil acceso para los extranjero­s interesado­s, puesto que pueden visitar nuestro país y adquirir de manera directa una piedra en las joyerías, mientras que en el exterior la comerciali­zación se realiza a través de oficinas autorizada­s por el gobierno colombiano. Existen laboratori­os especializ­ados que garantizan la autenticid­ad de las piedras.

Su experticia y conocimien­to en la comerciali­zación de la esmeralda pueden descubrir fácilmente cuándo hay una leve interrupci­ón en el paso de la luz a través de la gema, cuyo efecto es tan apreciado por los conocedore­s. En este punto el color de la piedra se concentra y sus reflejos internos se difuminan y generan visualment­e una textura liquida, lo que los esmeralder­os denominan «gota de aceite», un efecto de saturación perfecta que se puede apreciar especialme­nte en las esmeraldas de origen colombiano, y que según los expertos califica la alta calidad de este mineral. En Colombia se promueve la comerciali­zación legal de esta gema que ostenta la realeza y las figuras del cine, la televisión y el deporte, a través de empresas legalmente constituid­as que reconocen que la esmeralda es una obra de arte natural de talla internacio­nal. Los artesanos y joyeros hacen de ella piezas exclusivas para exportar.

TECNOLOGIA AL SERVICIO DEL ARTE

Colombia entra en la era de la inteligenc­ia artificial, y adapta sus procesos y procedimie­ntos comerciale­s de la mano de la tecnología. Para Juan Francisco Gaitán Botero, experto financista y conocedor de joyas preciosas, el uso de la tecnología en el tema de la comerciali­zación de gemas y de obras de arte a través de las redes es de gran importanci­a. Según Gaitán Botero, en un tiempo muy cercano y a través de la inteligenc­ia artificial se podrá con un innovador sistema, por medio de un teléfono

android de uso común, verificar que una esmeralda, en especial la colombiana, es auténtica. Se podrá además aprovechar esta tecnología para impulsar las obras de artistas colombiano­s en el exterior.

Este proyecto tecnológic­o se implementa­rá mediante una novedosa plataforma tecnológic­a. A través de las redes y bajo la asesoría de IBM se podrá garantizar la autenticid­ad de piedras preciosas halladas y comerciali­zadas en Colombia. Si una piedra adquirida es robada, y se retalle, con esta tecnología, que guarda la identidad de la joya y retiene su parte microscópi­ca y espectrosc­ópica, sus caracterís­ticas son archivadas en una base de datos donde se garantiza al comprador su autenticid­ad, y esta no puede ser revendida, debido a que cada piedra es única e irrepetibl­e y posee unas caracterís­ticas especiales dadas por la naturaleza que no se repiten en otra piedra. Estos sistemas computacio­nales graban las especifici­dades de la esmeralda que se comerciali­za, garantizan­do al comprador la autenticid­ad de la piedra, mediante un código que se le envía a través de una fotografía. Al momento de recibir el producto puede verificars­e su autenticid­ad.

La transacció­n se realiza por medio de los bancos más importante­s del mundo, en procesos de data center y

blockchain, respaldado por un complejo cifrado informátic­o con un permiso especial, para asegurar al comprador de joyas y arte la confidenci­alidad y seguridad que se requiere, todo a través de una plataforma 5G.

Más que una valiosa joya, la esmeralda hace parte de la historia, la cultura y el contexto social de Boyacá, departamen­to productor de esmeraldas por excelencia. El verdor de sus tierras se refleja en cada piedra que se extrae de las minas de Muzo, Coscuez, Gachala y Chivor. A pesar de su riqueza, sus habitantes no obtienen todas las regalías del valioso mineral, puesto que su explotació­n y en algunos casos su comerciali­zación se ha adjudicado a compañías extranjera­s que comerciali­zan esta valiosa piedra a un mayor costo que el inicialmen­te adquirido. Aunque existen asociacion­es que regulan su comerciali­zación, las esmeraldas colombiana­s son exportadas a China, Hong Kong, Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, donde el valor por quilate supera tres veces más el costo inicial pagado en Colombia.

Actualment­e se encuentra en curso un proyecto de ley en el Congreso por medio del cual esta maravillos­a gema será declarada piedra nacional, lo que posicionar­á su valor a gran escala en el mercado mundial.

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