AMADA MORADO El sueño de ser actriz
Amada de la Caridad Morado Aguiar (13 de septiembre de 1944) encarna el sueño de la actuación en una prolífera carrera artística que le ha valido reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destaca el Premio por la obra de la vida que otorga la Agencia Artística de las Artes Escénicas de Cuba Actuar, quien la representa en la actualidad.
En exclusiva para Arte por Excelencias, esta actriz cubana comenta: «Aunque me he dedicado al trabajo dramático en televisión, cine y radio, mi pasión por el teatro permanece intacta como el primer día, porque es la mejor escuela para un actor. Tuve la dicha y el honor de aprender con extraordinarios maestros que me inculcaron la disciplina, el rigor y el amor a esta manifestación artística.
»De la mano de Berta Martínez, Raquel Revuelta, Abelardo Estorino, Armando Suárez del Villar, Héctor Quintero y otros grandes directores de la escena cubana, tuve experiencias inolvidables como actriz en obras que van de lo clásico a lo contemporáneo, de la comedia a la tragedia, de lo convencional a lo experimental. Los entrenamientos físicos, la vinculación de la teoría y la práctica, propiciaron un laboratorio de creación permanente que contribuyó a mi formación».
A pesar de no tener ningún referente inmediato, Amada Morado confiesa que, desde muy jovencita, se sintió deslumbrada por la magnífica actuación de actrices de la época, dígase Gina Cabrera, Maritza Rosales, Margarita Balboa, Aurora Pita… «Ellas contribuyeron a la atracción por este mundo, pero cuando lo dije en casa fue el caos, porque entonces esta profesión no era para muchachitas decentes: debería ser maestra, secretaria, costurera, peluquera… cualquier cosa menos actriz.
Cuando mi familia decide emigrar a España en 1960, tomo la decisión de salir de casa para perseguir mi sueño. Tenía menos de 16 años, y aunque fue muy difícil, no me arrepiento, porque he sido muy feliz durante estos cincuenta y dos años, en los que tuve la oportunidad de interpretar papeles dramáticos e hilarantes comedias como El año que viene, de Héctor Quintero.
En 1964 Amada comienza a recibir cursos de actuación en el grupo de aficionados del Sindicato Nacional de Artes y Espectáculos. Dos años más tarde tiene su primer contacto con la compañía Teatro Estudio de Vicente Revuelta y participa en sus talleres. «Un día mi amigo Mario Aguirre me propone para sustituir a una actriz en la obra Fiebre de primavera, de Noel Coward, pro
tagonizada por la gran actriz María de los Ángeles Santana, en la Sala Arlequín de La Rampa habanera, bajo la dirección de Rubén Vigón. Fue mi debut profesional, el 19 de mayo de 1967».
A partir de 1968 forma parte de la Compañía Teatro Estudio, dirigida entonces por Raquel Revuelta, donde está hasta 1991, en que pasa a la Hubert de Blanck, donde permanece hasta el 2010. «Mi estancia en Teatro Estudio aportó mucho a mi carrera, porque me formé como profesional, luego continué mi desarrollo en la compañía Hubert de Blanck, por eso suelo decir que lloré, reí y fui feliz en ambas.
»Entre 1979 y 1980 mi vida fue muy intensa, tuve experiencias maravillosas al llevar el teatro cubano al escenario internacional. Interpreté a Sor Gervacia en la obra Santa Juana de
América, de Andrés Lizarrag, bajo la dirección de Vicente Revuelta, presentada durante las jornadas de la Cultura Cubana en Bulgaria y en la Unión Soviética, incluyendo ciudades como Varna, Pleven, Velico Ternovo y Sofía.
»En la década de los ochenta, formé parte del elenco de la obra Bodas de sangre, de Lorca, que dirigida por Berta Martínez se presentó en Yugoslavia, España y Portugal, con una acogida impresionante, y en 1983 en diferentes escenarios de Nicaragua, Colombia, Venezuela y México. En esa ocasión hice el personaje de la vecina, y unos años más tarde el de la madre, mientras que en la obra La casa de Bernarda Alba, también de Lorca, interpreté el protagónico durante una gira por España que realizamos entre 1998 y 1999.
stir y desvestir personajes. «Creo en el poder del arte como transformador de la sociedad. A través de la actuación, puedo expresar ideas y sentimientos y ayudar a los otros a enfrentar la vida. Esta es una profesión en que no se puede parar de estudiar, no hay un método es-pecifico a aplicar, lo mismo se recurre Stanislavsky como a Bertolt Brecht, lo importante es adaptarlos a nuestras necesidades, pensando siempre en complacer al público».
Premio Caricatos en la categoría de actuación protagónica de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), Amada es Miembro Honorifico Enrique Almirante de la agencia de representación artística Caricatos, además de obtener el Premio Omar Valdés 2019 —otorgado a los actores de gran trayectoria teatral— y la Distinción por la Cultura Nacional.
THE DREAM OF BEING AN ACTRESS
Amada de la Caridad Morado Aguiar (September 13, 1944) embodies the dream of acting in a prolific artistic career that has earned her national and international recognition, including the “Premio por la obra de la vida” (Award for a lifetime´s work) bestowed by the “Agencia Artística de las Artes Escénicas de Cuba Actuar”, who currently represents her.
Exclusively for “Arte por Excelencias”, this Cuban actress comments: “Although I have dedicated myself to dramatic work in television, film and radio, my passion for theater remains intact like the first
day, because it is the best school for an actor. I had the joy and honor of learning with extraordinary professors who instilled in me discipline, rigor and love for this artistic manifestation.
»By the hand of Berta Martínez, Raquel Revuelta, Abelardo Estorino, Armando Suárez del Villar, Héctor Quintero and other great directors of the Cuban stage, I had unforgettable experiences as an actress in plays ranging from classic to contemporary, from comedy to the tragedy, from the conventional to the experimental. Physical training, the combination of theory and practice, all those led to a permanent creation laboratory that contributed to my training ».