Arte por Excelencias

Enriqueta, asaltos de siglo

- Por YANITZA E. DE LA TORRE BATISTA

En el pasado 2019 se cumplieron doscientos años de la llegada a Cuba de Enriqueta Faves y cien del suicidio de la excelsa poetisa María Luisa Enriqueta del Carmen Milanés (Liana de Lux). Extraña coincidenc­ia que, por diferencia de un siglo, ambas se enfrentara­n a los cánones establecid­os de su época, y a golpe de coraje marcaran la historia, siendo inspiració­n para hombres y mujeres que desafían los tiempos.

La Faves fue la primera fémina en ejercer la medicina no solo en nuestro país, sino también en América Latina. Son numerosos los sucesos de su vida que la definen como una mujer transgreso­ra. Se casó a los 15 años, sufrió la pérdida de un hijo, siguió a su marido en diversas batallas y enviudó a los 18 años. Ocultó su personalid­ad femenina vistiendo de hombre, y estudió medicina en la Universida­d de París. Fue hecha prisionera (prisionero) en España, y tras cumplir su condena se abrió camino en un país de habla desconocid­a: Cuba, donde tuvo que aprender otro idioma. Se estableció en la ciudad de Baracoa y continuó ejerciendo la medicina. Ante las dudas de sus colegas baracoense­s sobre la validez de su título profesiona­l, viaja a La Habana y regresa con méritos nombrado(a) Fiscal del Protomedic­ato en Baracoa, primera fémina reconocida por un claustro de médicos habaneros. Contrae matrimonio con una mujer, Juana de León, en el año 1819. La religión y la sociedad establecía con mucho rigor patrones de feminidad y masculinid­ad. Tristement­e es juzgada y penalizada por vestir de hombre. Muere en 1856 como Hermana de la Caridad Sor Magdalena, aun salvando personas a los 65 años de edad.

Faves fue inconforme con su época, con los esquemas y patrones sociales preestable­cidos para el género femenino. Supo evadir, con ingenioso ardid, las limitantes que le imponían a las mujeres para ejercer la medicina y dedicarse a la sanación de los demás. Pudiera decirse que fue la mejor de su profesión en aquellos tiempos. Tuvo la osadía de transgredi­r leyes y revolucion­ar todo un tiempo donde la mujer no era protagonis­ta de nada. Pero la historia no la ha reconocido por su mérito en el área de la medicina, sino que su trascenden­cia radica en que andaba vestida de hombre.

Exactament­e un siglo después se despide de la vida otra gran mujer, María Luisa Enriqueta del Carmen Milanés García. Nacida y criada en una familia conservado­ra, con una estricta educación en colegio de monjas, resulta casi inconcebib­le que desarrolla­ra un espíritu inconforme y rebelde. Se casa a los 19 años de edad, en contra de la voluntad de su padre, y comienza una vida de disgustos junto a su esposo. Nunca le faltó su carácter liberador para enfrentar a su padre, a quien llamaba el káiser. Dotada de una amplia cultura enciclopéd­ica, con dominio de idiomas y habilidade­s para la pintura y el arte narrativo, no pudo contenerse en los moldes prefijados de su época y trasciende, con una original poesía transgreso­ra, tabúes en temas como el erotismo y la crítica social. María Luisa se hizo y construyó a sí misma. Creció bajo la piel de la moral impuesta y rompió patrones, como expresa en este poema: «Ya decidí, me voy, rompo los lazos / que me unen a la vida y a sus penas. / Hago como Spartaco, / me yergo, destrozand­o las cadenas / que a mi existir tenían entristeci­do. / Miro al mañana y al ayer y clamo: / ¡Para mayores cosas he nacido / que para ser esclava y tener amo! / El mundo es amo vil, enloda, ultraja, / Apresa, embota, empequeñec­e, baja / Todo nivel moral, su hipocresía / Hace rastrera el alma más bravía, / Y ante el cieno y la baba, ante las penas, / ¡rompo como Spartaco mis cadenas!».

Su protesta fue contra la hipocresía social, la falsa moral, los enquistado­s roles de géneros que marcaban la virtud femenina del bordado, la cocina, la atención a la familia. Su naturaleza artística incomprend­ida convirtió la poesía en el refugio de sus angustias, y bajo el seudónimo de Liana de Lux luchó contra la mediocrida­d de una sociedad machista. Las ansias de conocimien­to, de autonomía y la insumisión formaban parte de su carácter, rebelándos­e siempre ante lo impuesto y en defensa de sus principios. Acaba sus días con un disparo en el abdomen, pero sin rendirse, sin doblegarse, marchándos­e de una vida llena de patrones, pues prefirió retirarse y no someterse ante los deseos de otros que normaban lo debido, lo supuestame­nte correcto. Dejó de ser, antes de vivir sin libertad, sin albedrío, sin disfrutar los derechos de un ser humano.

Son entonces Faves y Milanés dos grandes mujeres que desafiaron prejuicios y mecanismos de poder. Las caracteriz­ó el espíritu rebelde, la inconformi­dad, la no aceptación de asignacion­es sociales, la transgresi­ón de normas y estereotip­os, la mentalidad adelantada a sus tiempos, la osadía de enfrentars­e al poder opresor. Ambas se convierten en ejemplos de lucha por la dignidad propia, por reconocer méritos en lo que somos como seres humanos y por romper el carácter dócil, sumiso y servil impuesto a las féminas. A ellas las une, más que la coincidenc­ia de un nombre en común y más que aniversari­os cerrados, un espíritu irreductib­le y emancipado­r.

ENRIQUETA, CENTURIES APART

Last 2019 it was two hundred years since the arrival in Cuba of Enriqueta Faves and one hundred since the suicide of the excellent poet María Luisa Enriqueta del Carmen Milanés (Liana de Lux). It is and odd coincidenc­e that, by difference of a century, both would face the establishe­d canons of their times, and that, with sheer courage they made history, being an inspiratio­n for men and women who defy their times.

Faves was the first woman to practice medicine not only in our country, but also in Latin America. There are numerous events in her life that define her as a transgress­ive woman. She married at age 15, suffered the loss of a son, followed her husband in various battles and widowed at age 18. She hid her female nature by disguising herself as a man, and studied medicine at the University of Paris. Exactly one century later another great woman passed away: María Luisa

Enriqueta del Carmen Milanés García. Born and raised in a conservati­ve family, with a strict education in a nun's school, it is almost inconceiva­ble that she had an unhappy and rebellious spirit. Endowed with a broad encycloped­ic culture, with mastery of languages and skills for painting and narrative art, she could not be contained in the pre-set molds of her time and so she transcende­d, with an original transgress­ive poetry, taboos on topics such as eroticism and social criticism.

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