Arte por Excelencias

UNA PRESENCIA IMPRESCIND­IBLY NECESARIA

- Por DUNA VIEZZOLI

La asistencia de Latinoamer­ica a la Muestra Internacio­nal de Arte Cinematogr­afico de Venecia, la más antigua del mundo, es cada año más importante. Durante la ultima edición, la representa­ción latina estuvo presente en las categorías de películas en concurso, demostraci­ón tangible de la atención de Europa al arte cinematogr­afico de los países que van del Río Bravo a la Patagonia, con presencia imprescind­ible y necesaria.

Argentina estuvo presente con la directora Lucrecia Martel, presidenta del jurado, considerad­a por el director de la muestra, Alberto Barbera, «la más importante directora de Latinoamér­ica y una de las mejores del mundo».

Otro gran protagonis­ta fue Chile, con Pablo Larraín, en concurso con Ema, una obra revolucion­aria por el contenido y vanguardis­ta en la forma, que habla abiertamen­te a las nuevas generacion­es y abre perspectiv­as hacia el futuro del cine. El director fue premiado por el jurado de jovenes críticos cinematogr­aficos Arca Cinema Giovani, que entrega uno de los premios colaterale­s más anhelados de la muestra. Muy bien considerad­a fue la interpreta­ción de la protagonis­ta Mariana Di Girolamo, en su primer rol protagónic­o, capaz de expresar toda la energía que los jóvenes demuestran más cada día. La presencia chilena se hizo patente también en otras secciones del Festival, con dos obras con protagonis­mo del reconocido actor Alfredo Castro —El príncipe, de Sebastián Muñoz, y Blanco en blanco, de Théo Court— presente en ambos estrenos y muy emocionado por compartir con el público su concepción acerca de la cinematogr­afía chilena contemporá­nea y por comentar las temáticas polémicas e impactante­s de las dos películas: la homosexual­idad en los años setenta, a través de una ambientaci­ón cruda y despiadada de una cárcel, y el genocidio del pueblo indígena selknam en la Tierra del Fuego a comienzos del siglo xx. Alfredo ganó el premio Orizzonti a la mejor interpreta­ción.

Cuba fue representa­da por la pelicula

Wasp Network, del director francés Olivier Assayas, quien decidió indagar la historia contemporá­nea a través de un lente humanista, interesado por los conflictos de la Guerra Fría que definieron a su propia generación y delinearon el contorno del presente. Desde su perspectiv­a europea, logró representa­r una imagen de Cuba en los años noventa sin máscaras ni ideologías, devolviend­o los hechos de los Cinco Héroes con la sencillez, la profundida­d y el respecto necesarios para hablar de unos acontecimi­entos demasiado cercanos y que quedarán en los libros de Historia. Se reveló convincent­e la actuación de la actriz española Penélope Cruz, capaz de actuar con un acento cubano muy logrado.

En la sección Venezia Classici se presentó, restaurado por la Cinemateca de Cuba, el filme La muerte de un

burócrata, de Tomás Gutiérrez Alea, quien en 1966 condenó con su sátira amarga el absurdo del mundo contemporá­neo.

El cine colombiano fue encabezado por el director Ciro Guerra, quien, por primera vez con una producción italiana y un casting anglófono (Johnny Depp y Mark Rylance), no perdió su impresiona­nte fuerza visual, para seguir sondeando las profundida­des de la corrupción, sin adornos, y trasponer al cine Waiting for

the Barbarians (Esperando a los bárbaros), obra del premio Nobel sudafrican­o John Coetzee, autor también del guion.

México, cuyos directores conquistar­on las dos ediciones pasadas de la muestra con el León de Oro para Guillermo del Toro en 2017 y Alfonso Cuarón en 2018, participó este año en la sección Semana de la Crítica con la película

Sanctorum, por el director Joshua Gil. Con estas obras, Latinoamer­ica confirma su papel decisivo —por temáticas y lenguajes, con obras incendiari­as e impactante­s— en este evento universal del arte cinematogr­áfico.

UNA PRESENCIA IMPRESCIND­IBLE Y NECESARIA

La asistencia de Latinoamer­ica a la Muestra Internacio­nal de Arte Cinematogr­afico de Venecia, la más antigua del mundo, es cada año más importante. Durante la ultima edición, la representa­ción latina estuvo presente las categorías de películas en concurso, demostraci­ón tangible de la atención de Europa al arte cinematogr­afico de los países que van del Río Bravo a la Patagonia, con presencia imprescind­ible y necesaria.

Argentina estuvo presente con la directora Lucrecia Martel, presidenta del jurado, considerad­a por el director de la muestra, Alberto Barbera, «la más importante directora de Latinoamér­ica y una de las mejores del mundo».

Otro gran protagonis­ta fue Chile, con Pablo Larraín. El director fue premiado por el jurado de jovenes críticos cinematogr­aficos Arca Cinema Giovani, que entrega uno de los premios colaterale­s más anhelado de la muestra.

Cuba fue representa­da por la pelicula Wasp Network, del director francés Olivier Assayas, quien decidió indagar la historia contempora­nea a través de un lente humanista, interesado por los conflictos de la Guerra Fria que definieron a su propia generación y delinearon el contorno del presente.

 ??  ?? Pablo Larraín y Gael García Bernal.
Pablo Larraín y Gael García Bernal.
 ??  ?? Lucrecia Martel en Venecia.
Lucrecia Martel en Venecia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain