Arte por Excelencias

NUEVO AÑO NUEVA ERA

- Por RENY MARTÍNEZ, crítico de arte

El Ballet Nacional de Cuba, orgullo indisputab­le de la Mayor de las Antillas, estrena nueva directora general desde el primer día del año 2020. Da inicio una nueva era. El nombramien­to oficial de la primera bailarina Viengsay Valdés fue proclamado —antes de comenzar la representa­ción de Cascanuece­s— por el ministro cubano de Cultura Alpidio Alonso, en el escenario de la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. La re-creación por Alicia Alonso del magistral clásico en dos actos y tres escenas fue estrenada en noviembre de 1998 durante las celebracio­nes por el aniversari­o 50 de la mayor compañía de ballet de la Isla en el XVI Festival Internacio­nal de Ballet de La Habana. Son múltiples las versiones de este icónico título de los grandes clásicos decimonóni­cos del repertorio, con libreto de Marius Petipa y coreografí­a de Lev Ivánov, mano derecha del maestro francés. Petipa partió, para su guion, de una traducción francesa de Alexandre Dumas, cometiendo la «traición» de convertir a los enigmático­s y terrorífic­os personajes concebidos por el alemán Hoffmann (en su cuento de 1819 «El cascanuece­s y el rey de los ratones»), en inofensivo­s muñecos, en simpáticos ratoncitos, dulces y copos de nieve, sin olvidar la inclusión de hadas y caballeros, al uso en los exitosos ballets de esas épocas, tanto en Francia como en Rusia.

La primera versión conocida en occidente data de 1934, llegada de la mano del maitre de ballet ruso Nicolás Sergéyev, debido al valioso rescate de sus cuadernos conteniend­o las anotacione­s a partir de la definitiva puesta en escena por Ivánov. Desde 1900, ha sufrido revisiones convencion­ales y contemporá­neas, pasando por otras que acentuaron los aspectos psicodramá­ticos de su trama narrativa. La coreografí­a de este ballet sigue siendo un reto para los coreutas del siglo xxi.

El lujoso programa de mano de este ciclo repositor habla de las bondades de la versión de Alicia Alonso. Fue una intérprete brillante de los grandes pas de

deux de este título: el de la Reina de las nieves y el Hada garapiñada, y que bailara por vez primera en 1945, en tanto estrella del Ballet Theatre. Ulteriorme­nte los bailó en la versión de Alexandra Fedórova con el Ballet Ruso de Montecarlo en 1957. La bailarina cubana con

fesó que era esencialme­nte idéntico al de Sergéyev.

La nueva dirección acusa una sabia ejecutoria en el dominio artístico-técnico, si tenemos en cuenta el porcentaje mayoritari­amente juvenil (edad promedio de 22 años) del cuerpo de baile actual de la compañía, los cuales estrenan personajes claves de la narración. Valdés, quien posee sobrada experienci­a con este título del repertorio, se ha rodeado de un equipo con reconocida veteranía para aportar sus saberes, mas no bastó este esfuerzo local cuando decidió invitar al virtuoso bailarín argentino Julio Bocca (exprimera figura del ABT y exdirector de compañías suramerica­nas de ballet) para colaborar en la revisión de los ensayos del cuerpo de baile y en los ajustes estilístic­os para la ejecución correcta de los fundamenta­les grands pas de deux.

La producción mostró una sensible mejoría en el diseño de luces. El vestuario del italiano Fiorato ha sido desempolva­do, recobrando lucimiento. De la escenograf­ía no podemos decir lo mismo. Es evidente su deterioro en el segundo acto, la iluminació­n pudo enmascarar­lo.

La Orquesta Sinfónica del GTHAA, desde el foso, bajo la batuta del maestro Giovanni Duarte, su director titular, se desempeñó encomiásti­camente en la entrega de esta difícil partitura de Chaikovski, una de las últimas que escribió para ballet.

Se destacaron a lo largo del ciclo los primeros bailarines Anette Delgado, Grettel Morejón, Dani Hernández y Rafael Quenedit; los bailarines principale­s Ginett Moncho, Chanell Cabrera y Yankiel Vázquez; entre los primeros solistas Daniela Gómez, Katherine Ochoa, Chavela Riera y Diego Tápanes, así como dos bisoños promisorio­s: Diana Menéndez y Alejandro Olivera. Hago justicia al señalar el trabajo integral escénico del primer bailarín de carácter Ernesto Díaz, por su desdoblami­ento como el invitado Drosselmey­er.

En el cierre final del telón, estallaron las ovaciones por varios minutos. La primera bailarina Viengsay Valdés, que solo bailó en esta temporada de

Cascanuece­s el Hada de las nieves en el primer acto, salió a saludar junto al elenco visiblemen­te segura del importante legado que debe defender en lo adelante.

A NEW YEAR, A NEW ERA

The “Ballet Nacional de Cuba”, the indisputab­le pride of the Greater Antilles, has a new General Director since the first day of the year 2020. A new era begins. The official appointmen­t of prima ballerina Viengsay Valdés was proclaimed - before the performanc­e of “Nutcracker” - by Cuban Minister of Culture Alpidio Alonso, on the stage of the “García Lorca” hall of the “Grand Theater of Havana Alicia Alonso”.

The new version shows sound achievemen­ts in the artistic-technical domain, considerin­g the mostly youthful percentage (average age of 22 years) of the present “corps de ballet” of the company, premiering key characters in the story. Valdés, who has a broad experience with this title of the repertoire, has brought around her a team with recognized seniority to contribute its knowledge.

In the final closing of the curtains, the applause burst immediatel­y and went on for several minutes. Prima ballerina Viengsay Valdés, who only danced the Snow Fairy in the first act in this “Nutcracker” season, came out to greet with the rest of the cast, visibly self-confident of the important legacy she must defend in the future.

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